Dicen que estudiar es uno
de los caminos que llevan a la sabiduría… Estudiar es un gozo. Estudiar es
aprender, es formarse, es llegar a saber del mundo para poder forjarse una
opinión sobre las cosas. Estudiar es instruirse. Estudiar… una palabra que
lleva impregnada, ganas de saber.
Yo llegué aquí con ansias
de juventud, con avidez de saber y con unas inmensas ganas de aprender. Llegué
a este país, con intenciones de cultivarme y de vivir cada una y todas las formas
posibles del verbo “estudiar”. Con ganas de hacer las cosas bien, me estudié
todas las distintas configuraciones del idioma y en un tiempo record corto, muy
corto, ya me sabía todo el procedimiento morfológico de la lengua española y
todas sus flexiones nominales, sus análisis sintácticos y sus conjugaciones. En
unas pocas semanas, yo ya podía bromear en español y formar frases complejas
con antepospretéritos y subjuntivos pluscuamperfectos. Tenía ganas de aprender…
Pensé que podía con todo.
Y tengo que reconocer, sin ganas de chulear, que yo ya era un kamikaze de los
estudios allí, de donde yo provenía. Me veía capaz de todo. Yo podía con todo.
Pero una cosa que he
aprendido a lo largo de toda mi vida europea es que por mucho que tengamos
ganas de aprender, de estudiar y de saber, uno se tiene que poner en la justa
medida de lo que nos puede favorecer el país de acogida. Es triste, pensar que
en tu país puedes ser brillante pero que en otros países lo único que se te
ofrece es ser mediocre. No me malentendéis, pero es que a experiencias me
refiero. Bien lo sabe Júpiter, que por muy pasional que sea, no me dejo guiar
por conclusiones sin pasar por todos los pasos de OHERIC.
OHERIC, base fundamental
de la biología y de la vida: Observación - Hipótesis – Experimentos - Resultados
– Interpretación - Concusión.
Y después de observar,
pues he llegado a esta conclusión. Puedes ser rey en tu tierra, pero en la
tierra de los demás, a lo mejor, lo más alto al que puedes aspirar es
simplemente ser un caballero…
Era inocente e incrédula
y decidí estudiar Ciencias Económicas. ¿A quién se le ocurre estudiar económicas
sin bagaje cultural? ¿A quien se le ocurre no pensar que hay ámbitos en los que
no puedes campar a tus anchas sin un gran dominio de los sistemas políticos, de
las economías mundiales? Pues a mi…
Muy pronto me di cuenta
de mi error. Pero como las orgullosas amazonas del Dahomey que preferían morir
en la batalla, aunque hubiesen perdido todos sus atributos, yo tampoco me quería
retirar.
Empecé a oír conceptos
que me sonaban a lenguas muertas. Sistemas económicos, políticas de derechas, gobierno
de izquierdas, ideologías económicas, preferencias, circulación de capitales, tipos
de cambio flotantes… Había fechas por doquier que no me sonaban de nada. 1936,
1981, 1975, 1978, 1992, 1987, 1969…
No entendía nada. Y por
mucho que me esmerara para saber, siempre había algo que no sabía, pero que tenía
que haber sabido porque los de aquí lo sabían. Ellos lo sabían simplemente porque
era la realidad de su país. Yo tenía que estudiar para saber lo que sabían los
demás sin haberlo estudiado. ¿Cómo tenía que saber yo qué pasó el 23 de Febrero
de 1981, si nadie me lo había explicado jamás? ¿Qué tenía que saber yo de lo
que pasé entre 1936 y 1939 si nunca me
lo habían dicho en la escuela? Y cómo esas, miles de cosas de la historia de España
que repercutían en sus relaciones ínter-económicas con los otros países
europeos… Cosas, que dan por hecho, que los alumnos saben.
Y de repente un día, me
desanimé, cuando ya vi que nada podía hacer…
Aquel día, el profesor
hablaba del primo de Rivera. Un dictador que se sublevó contra el gobierno y
que dio un golpe de estado el 13 de Septiembre de 1923… Yo oía el profesor y no
entendía nada. El primo de Rivera por aquí, primo de Rivera por allí, dictablanda,
dictadura, primo de Rivera…
Aquel día me invadieron
dudas, unas dudas terribles y una pregunta clara sin respuesta. Y viendo que
nadie preguntaba nada, me dí cuenta que una vez más, estaba atrás y que todos
ellos, españoles, sabían algo que yo no sabía. Y de repente, no pudiendo más, sobrecogida
por la exasperación y por la rabia de que siempre me quedaba algo que saber, me
levanté y grité al profesor, delante de todos:
-
Pero ¿quién
es Rivera? Usted nos habla de su primo, pero no dice nada sobre Rivera… ¿Quién
es Rivera?
Y colorín colorado, la
amazona se ha retirado… Aunque hay que añadir que el retroceso del toro, no
significa el fin del combate…
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