En una de
sus canciones, Maxime Le Forestier dice: “…No escogemos a nuestros
padres, no escogemos a nuestra familia y tampoco escogemos las calles donde
tenemos que aprender a caminar… Nacer en un lugar, para quien ha nacido,
siempre es un azar…”
No
escogemos donde hemos de nacer. No escogemos nada. A algunos les toca en países
de guerra y a otros en países con estados de bienestar. Y cuando la realidad
golpea, unos se mueven hacia un lado y otros, hacía otro lado. Nadie dijo que
fuera fácil y la nueva realidad se vuelve igual de agria o peor que la antigua…
Ya sería
repetirme, porque sino os hablaría de lo que es en realidad la inmigración y de
los varios sueños perseguidos: trabajo, vida mejor, riqueza, bienestar…Ya sería
repetirme porque sino, os explicaría el concepto de la gran ilusión que
persiguen los que cambian de país, principalmente, los que van de los países
pobres hacía los países ricos y que se dan cuenta en seguida de que Europa no
era como se lo pensaban. Al fin y al cabo, el dinero no se recoge en los
árboles, tal y como pensábamos muchos...
Os diría
que muy rápidamente, el inmigrante pobre, sí…pobre, se da cuenta de que Europa
es igual que su país de proveniencia. Nada es fácil. Todo es difícil. Cada paso
es una contradicción. Todos los caminos están trabados de obstáculos y de
óbices. Cada día es una penuria y el tiempo, ah… el tiempo. El tiempo se vuelve
un cruel compañero que te recuerda lo sólo que estás, con un tic-tac que
ensordece el alma. La mente se deja llevar por las preocupaciones y los
inmigrantes se vuelven sombras que van por la calle, infelices como la suerte
de aquel que entre sus mejores opciones, no tiene ninguna de dicha.
Todos los
inmigrantes sueñan con volver, todos. Ya sean africanos, sudamericanos o
asiáticos... Unos por el olor de su tierra y por los colores de su decorado,
otros por el calor de su gente y por la intensidad de las tardes de su pueblo.
Todos
sueñan con volver, pero no vuelven…
Nos
quejamos, pero no nos vamos.
Claro que
se está mejor acompañado en África que sólo en Europa. Claro que estamos mejor
allí, con nuestra gente, con nuestras costumbres, con nuestras pequeñas vidas
pobres que aquí. En Europa estamos solos. Una soledad criminal a la que no
estamos acostumbrados. Y nos pasamos la vida luchando contra una sociedad
incrustada de historias discriminatorias. Y nos pasamos los días trabajando sin
poder ahorrar...
¿Acaso no
es mejor sufrir con tu gente que sufrir sólo? Es mejor chabola en la que se
oyen risas que palacio en el que se oyen llantos. Sólo quien no ha viajado
nunca se piensa que Europa es la cuna de las oportunidades y de la riqueza
fácil.
Entonces
¿por qué no vuelven atrás si ya están convencidos de que estarían mejor en su
país de proveniencia? ¿Por qué?
Los
blancos dicen “Haz una lista
de las cosas positivas y negativas de cada lugar…” Cosas de blancos... E incluso, en su
gran afán de humanidad, muchas sociedades han instaurado el Retorno Voluntario.
Pero para los negros, la cosa va más allá de listas o de opciones.
Los
negros no vuelven atrás por varias razones sencillas… El miedo al “¿qué dirán…?”, un miedo
atronador que retumba en las conciencias, más allá de la razón. Un pánico
espantoso a lo que, en realidad, es un fracaso. Porque para nosotros, volver y
admitir que te fuiste para nada y que no te hiciste rico, es un fracaso. Una
peyorativa ostentación que te deja “mal” delante de los otros... Una vuelta
vergonzosa, porque antes de marcharse, muchos se endeudaron para pagarse el
visado y el billete. Con una vida hipotecada, no se puede volver atrás…
Volver es
un revés en toda regla ante los ojos de aquellos que aún siguen luchando para
salir del país y que no entienden que tú hayas vuelto de allí donde el dinero
crece en los árboles…
Es
vergonzoso volver, por esto muchos no vuelven. Una vergüenza para los propios
familiares que les instan a no retornar, a quedarse allí, porque dicen que la
miseria de Europa, es mejor que la de África.
Tampoco
hay que dejar de lado el hecho de que, para el inmigrante, su propio país se le
ha vuelto desconocido. Ya ha pasado tantos años aquí que ahora ya no conoce los
códigos de allí. Su gente ha cambiado, su tierra ha cambiado y él ya no forma
parte de aquello. Ahora es parte de esta sociedad que corre y que alza el
individualismo y el egocentrismo por encima de todo. Y la rueda de su tierra
gira y le deja atrás. Se queda en Europa porque “ya...da igual” porque es mejor
malo conocido que…Bueno, ¡ya!
Al final,
el inmigrante ya no es de ningún lugar. ¿Dónde va a volver, si ya no tiene a
donde ir? Ya no tiene país, ya no tiene tierra y su identidad se ajusta a la
realidad de los que han vivido miles de vidas… Y todo esto crea una frustración
profunda que se basa en una gran verdad: ha perdido sus referencias, ya no
tiene memoria y ya no crea historia…
Todos los
negros sueñan con volver a su país. Grotesca realidad que les hace darse cuenta
después de muchos años, que lo maravilloso es aquello que dejaron atrás.
Todos los
negros sueñan con volver pero muy pocos vuelven…
Esclavos
modernos que en realidad sólo son cobardes. Una cobardía que les impide hacer
como los blancos que son capaces de dejarlo todo e irse… Complejos y miedos
absurdos que no nos dejan tomar aquella dramática aunque simple decisión:
la de ser feliz… Una búsqueda de esta felicidad que hipoteca nuestra
existencia.
¿En una
misma tierra, nacemos iguales en derechos? Allí está el origen de tanta
búsqueda…
Todos los
negros sueñan con volver…
http://yaivi.blogspot.com
7 comentarios:
No encuentro cobardía...hay que ser muy valiente y fuerte para abandonar tu país de origen y nunca más volver...
Emma
Los inmigrantes no vuelven porque no les da la gana...
Eso mismo pasa con muchos emigrantes españoles que se van a otros países de Europa o a "hacer las américas". Recuerdo a un amigo que los padres decían que en América trabajaba "para la Paramount" y era acomodador de cine.
En cuanto a lo de sentirse de ningún sitio, cuando la emigración es intercontinental se tarda más, pero llega un momento en que es al revés, te sientes de los dos. Una es la patria que te vio nacer y que tiene a tus más viejos amigos y familia. La otra es la que te vio crecer y tiene a los amigos y familia que tú has creado.
Me encantó la entrada. Con permiso, la comparto en fb :)
...muy preciso tu articulo, la verdad es que no podemos ignorar de donde hemos venido, claro muchos pensamos volver y sólo algunos lo hacen, muchas razones tendrán. Al final de todo parecemos ciudadanos de ningún sitio, nos ignoran en nuestro país de origen y aun teniendo los papeles en regla en Europa nos siguen llamando negros e inmigrantes. ES UNA PENA!
Con la crisis, muchos inmigrantes están volviendo a sus barrios en RD, viviendo en sus chabolas de nuevo. Todos conocen a alguien que ahora está pasando dificultades en España, pero que no se atreve a volver para que en su pueblo no le señalen como el que fracasó. Para la gente pobre en RD es muy importante aparentar que te va bien, incluso hay inmigrantes que cuando vuelven a sus países de vacaciones se llevan joyas alquiladas para que la gente crea que les está yendo muy bien.
Supongo que es algo generalizado, y que lejos de ser africano ó americano, blanco ó negro, a todos nos pasa en algún momento de nuestras vidas. Nos da miedo que nos señalen como fracasados.
Interesante El Post Y Mu Buena Pregunta Conozco Gente Que Se Queja Todo El Tiempo Pero No Hace Nada Para Cambiar Eso Incluso Critican Todo Como Para Justificar El Por Que Quieren Irse Y Eso Lo Hace Mas Absurdo Todo Todavia Y Gente Que Le Importa Mas El Que Diran Que Lo Que Realmente Siente Lo Que He Leido En Los Comentarios Gente Que Alquila Joyas WoooW Justamente Esa Gente Hace Que Los Demas Se Sientan Obligados A Presumir De Una Realidad Que No Tienen En Otro Pais Una Pescadilla Que Se Muerde La Cola....
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