En muchos países del continente negro, una de las costumbres
más antiguas es la de comer con la mano. Con la derecha. Un hábito que ya se
está perdiendo por las costumbres europeas que cada vez más, se entrometen en
nuestras tradiciones autóctonas.
Allí, comer es sagrado.
Todo lo que acompaña el arte de comer también lo es. Y una
vez sentado, levantarse sin haber acabado de comer es un sacrilegio. Está muy
mal visto y nadie lo hace.
Otra práctica muy habitual en este arte tan suculento, es comer
todos del mismo plato en una posición geométricamente calculada. Hay que
sentarse, los pies detrás del que está justo enfrente con el cuerpo girado
hacia la izquierda de tal manera que el plato común queda al alcance de la mano
derecha. Y la primera regla de todo, es limpiarse las manos antes y después de comer.
Pero esta bonita costumbre, aún vigente en muchos pueblos,
está desapareciendo en las grandes ciudades donde los cubiertos han hecho una
entrada triunfal y devastadora dejado el arte de comer con la mano como un
hábito sucio y primitivo. Incluso hay gente que jacta de no comer con la mano y
se ufana de saber imitar a la perfección los cubiertos europeos.
En todas las culturas, en todas las civilizaciones y en
todas las razas desde el tiempo de las primeras Historias, los humanos comían
con la mano. Pero hoy se educa a todo el mundo a comer con tenedores específicos
para cada tipo de comida, con cuchillos adecuado para cada evento porque es
“más civilizado”. ¿Civilizado? Algunos cubiertos, como los tenedores son muy
recientes en la historia del Mundo. ¿Entonces qué hacían los hombres antes?
En los países de los golfos africanos, todo el mundo sabe
comer con la mano. Sea una cena de empresa o una comunión, todos comen con la
mano y del mismo plato. Que sea al estilo europeo alrededor de una mesa,
todo el mundo come con la mano y del mismo plato. Comidas familiares, cenas con
amigos, reuniones políticas… todo el mundo come con la mano y del mismo plato.
Y en grandes restaurantes de allí, se ven a directores, ministros, hombres de
negocios, funcionarios… todos comiendo con la mano.
Y los blancos nos miran extrañados al ver la destreza con la
que usamos los tres dedos para comer, con el pulgar que empuja suavemente la comida en
la boca. Les da un poco de cosa, porque parece que ensucia…
Pero si te da asco tocar la comida que vas a comer, entonces
¿qué estás comiendo?
Lo que muchos olviden es que comer con la mano tiene muchas
ventajas.
Hay que comer con los ojos, disfrutar con el olfato, comer
con el tacto, diferencia las texturas con los oídos y gozar con el gusto.
Comer con la mano es excepcional, es fantástico.
Comer con la mano adelgaza y ayuda a evitar trastornos
alimenticios.
Comer con la mano reduce la ansiedad. El hecho de que uno
pueda tocar lo que come es natural. En el mismo momento que uno toca la comida
y pone sus terminaciones nerviosas en contacto con la comida, ya está comiendo.
Tocar el alimento hace que te llega la información de lo que comes. Comer con
utensilios es poner un elemento entre tu comida y tu. Esto nos aleja de la
esencia de la comida. Y el cuerpo pide más comida porque le falta información.
Comer juntos del mismo plato es maravilloso porque cada uno
aporta su esencia, su parte emocional a la comida. Comer en el mismo
plato hacer querer más a la gente con la que comes y te hace conocerles más en
su parte más intima. Siempre hay diferencia entre lo que uno come solo y lo que
comemos en grupo. Comer en grupo sana. Dicen en las tradiciones antiguas que la
gente que come con otros se ponen muy pocas veces enferma. Y todo esto, no hace
falta ser africano para saberlo. Simplemente hay que ser humano.Comer juntos, con la mano y en platos redondos, como
representación del universo, es mágico.
Y recuerdo aquella gran frase que decía: “El niño
que no sabe comer con la mano, no puede comer con los mayores…” Hasta que no sabes comer con la mano, no eres apto para
estar en sociedad.
Porque comer con la mano es comer con los sentidos.
1 comentario:
¡Que hermosa entrada! Te imagino comiendo con las manos y me entra hambre. Hay que ser goloso con la vida. Pero en este mundo digital ya casi nada es analógico. ¡Imagínate si tuviéramos que comer con la mano! ¡Pero si cada vez se hacen menos cosas con ellas! Yo veo a gente que las utiliza como muñones. Hoy te sientas a comer en un restaurante o en un bar- da igual el precio y los tenedores- y ves que todos los comensales manipulan con gran destreza sus dispositivos móviles mientras no llega la comida. Apenas hay conversación. Y con los platos ya servidos comen como cerdos, con torpeza, sin respeto para sus compañeros de mesa, con ansiedad, sin rastro de placer. Deberiamos desaprender muchas cosas y aprender a comer con la mano.
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