Hace
poco, en una charla sobre Educación para los valores, escuché una
reflexión que me dejó impresionada. Dicen que el ojo que ha visto mucho,
tarda en apreciar. Y yo, con lo poco que he visto, un planteamiento como
aquel aunque carezca de envergadura, me hizo pensar muchísimo…
En
aquella reunión, había invitados de élite y muchos oyentes. Hablaban de
vivencias y de valores africanos. Y no paraban de enumerar valores.
Algunos
se extasiaban sobre la hospitalidad africana, de cómo habían llegado a algunos
poblados desamparados y pobres, pero a donde habían tenido un recibimiento como
a dioses y donde se les ofrecía de todo; desde el agua que escaseaba hasta un
lecho donde dormir... Hospitalidad con cercanía en la que uno se siente
aturdido al pensar que aún pueda haber pueblos así en la tierra.
Otros
hablaban del esfuerzo. Un esfuerzo que lleva espontaneidad y actividad, el
esfuerzo de las mujeres que bajo un sol cruel y abrasador trabajaban en el
campo o iban a buscar agua en condiciones precarias. Esfuerzo de niños que ya
desde temprana edad saben lo que es la vida dura y sin quejarse. Esfuerzos de
hombres que cultivaban campos sin descanso y con medios rudimentarios, sin
pedir nada a cambio.
También
hablaron de Humanidad, humanidad suprema. Valores de familia por encima de
todo. Valores de amor y de respeto sin comparación a la naturaleza, a los
dioses y a la jerarquía social; Y una gran valoración de la palabra…
Solidaridad,
fraternidad, lealtad y comunión social… estos eran algunos valores.
Y
de repente se levantó un joven angoleño y dijo que no entendía que
deificasen tanto los valores africanos cuando en Europa también había grandes
valores.
La verdad
es que a mí siempre me había parecido raro que los blancos, en general,
hablasen de los valores africanos como si fuesen tesoros reencontrados.
Ensalzándolos como si fuesen los mejores valores del mundo.
¿La
hospitalidad es la base del crecimiento de una sociedad? No lo sé…
En Europa
también hay grandes valores. Grandes. Valores que han hecho prosperar a sus
sociedades y a su gente. ¿Qué hay mejor que la responsabilidad, el amor, la
transparencia y la integridad? ¿Qué hay mejor que la honestidad, el
compromiso y la creatividad? Aquí en Europa los blancos tienen armas para
motivar mientras que en las sociedades del continente negro, sólo se hacen las
cosas por rutina o por gravedad. Aquí valoran y promueven la calidad y la
superación. El individualismo ligado a la libertad que le permite a uno
prosperar sin ataduras plúmbeas. Tolerancia, justicia, equidad y profesionalidad…
Estos son otros.
Aquí
también hay grandes valores. No es que crea que algunos sean mejores que
otros, pero sí que creo que la cuna de los valores no es África. África
como continente tiene los suyos, y Europa también tiene los suyos. Ojala
aprendiéramos todos de todo.
Ojalá
en nuestros países africanos se instauren estos grandes valores que hay aquí
para sumarlos a los nuestros. Y que algún día la integridad y el compromiso se
puedan conjugar con nuestro esfuerzo y nuestra voluntad de hierro.
Me parece
bien que haya blancos que se emocionen hablando de unos valores que para ellos
son ya utópicos, pero de verdad que en Europa también hay grandes valores.
Valores admirables, tal y como lo decía aquel chico angoleño en aquella charla.
Vivan los
valores europeos.
3 comentarios:
Me ha gustado esta entrada, y sobre todo me alegro de verte más positiva.
Y vivan los valores Africanos por encima de todo.!
Hace un tiempo que te leo; nunca antes había comentado. Me ha gustado mucho esta entrada. Nací y me crié en una zona rural con grandes valores que nos permitían sentirnos siempre parte de un todo, pero que a veces nos encorsetaban. Definitivamente debemos intentar aprender y fomentar lo bueno de cada sociedad. Gracias por tu blog.
Publicar un comentario