Mi ego me
está matando.
Una
sensación horrible que nace en lo más profundo de mi conciencia y se me expande
por todo el cuerpo imposibilitándome a sentir cualquier cosa que no sea
tristeza y rabía. La verdad es que, yo, ni sabía que tenía ego.
Siempre
había pensado que el Ego era cuando alguien está embebido de sí mismo y cuando
alguien se prima por encima de todo y de todos. El Ego como materialización de
una demasía de autoestima…
En mis
clases de formación teatral, recuerdo cuando los profesores hablaban de Ego. Lo
resaltaban cuando veían los actores llorar después de una crítica, una
simple valoración que tomaban como un vituperio personal. “Ego...” decían mis
profesores y yo no lo entendía. ¿Ego?
Recuerdo
que también lo subrayaban cuando veían a algunos, más bien siempre los mismos, interrumpir
las disciplinas para hacer aportaciones personales, simplemente para
llamar la atención. “Ego...” volvían a decir y yo no lo entendía. !¿Ego?!
También
decían “Ego...” cuando veían los que se usaban sus traumas personales para
justificar su falta de talento, eludiendo responsabilidades. Y yo seguía sin
entenderlo…
Ego…
¿Cómo
puede ser Ego cuando alguien tiene demasiados complejos y miedos? ¿Dónde ven el
ego en el hecho de que alguien este llamando la atención? ¿Ego? Yo pensaba que el
Ego iba con altivez, soberbia y desdén. Para mí el ego va con el engreimiento,
la suficiencia y un poco de arrogancia y de vanidad. El Ego del Yo. El Ego de
los que proclaman como Cicerón: “Alios ego vidi ventos; alias prospexi animo
procellas” dando a entender que están por encima de
muchas cosas y que ya han vivido mucho. Esto para mi, era Ego.
Pero mis
profesores lo veían en la humildad forzada, en el arrepentimiento justificado, en el victimismo consciente e inconsciente y en el complejo de mártir. El Ego de las
retóricas de punto medio y de la demagogia falaz. El Ego del pesimismo y de la
megalomanía. El Ego del que hablaban Sartre, Baudelaire y Camus. Tener una gran
autoestima es ego. Pero sufrir por tener una mala autoestima también es ego.
Ego. Ego. Ego. Todo es ego.
Y yo, por
fin y a expensas mías, hoy entiendo ese Ego que no veía y que no lograba
comprender. Yo siempre he aceptado las críticas; Yo siempre he aceptado las
opiniones de la gente sobre mí o sobre cualquier cosa que haga. Sí. Y no me
importaba no ser el centro de atención, aunque tengo que admitir que muchas
veces lo era.
Y hoy, me
doy cuenta de que tengo Ego... Tengo Ego.
Hoy me
han dado una responsabilidad y me mata por dentro no haber aspirado a otra
mejor. Me da rabia y me muerdo por dentro por no ser la protagonista de aquella
historia. He participado en muchas aventuras sin ser la protagonista, sino como
una pequeña segundaria en esas películas de la vida y jamás me había molestado.
Y hoy, hoy mi mente tiene delirios frustrados de grandeza y mi ego autócrata y
cruel me está matando.
Sólo me
dice cosas dañinas. Me ridiculiza y me hace sentirme mal. Me tarasco por
dentro. Mi Ego me ahoga. Ya no me deseo nada y ya no me quiero. Incluso creo
que me odio. Todo me da inquina y me exaspera la realidad. ¿Y para qué animarme
a mí misma? si me aborrezca hasta la saciedad.
¡Ego
sum puella! ¡ Ego sum laeta! Entonces,
¿por qué no soy protagonista de esta historia? Si lo tengo todo para serlo.
Tengo formación, tengo ganas, tengo ánimos y sé que cumplo los requisitos.
Mi Ego falso e hipócrita me dice que yo me merezco más para luego gritarme que jamás llegaré a nada y me añade “con lo mal que vas…”. Mi Ego me dice que
tiene que dolerme que haya gente mejor que yo, gente que sí cumple más requisitos
que yo. Un Ego irónico que me obliga a juzgar a los demás y a sacar a relucir
sus imperfecciones aunque también las mías. Ego que me hace anhelar realidades
utópicas para luego confrontarme al espejo de mis sombras para mostrarme la
irrealidad de las utopías. Y sufro, siento dolor y nada vale la pena. Mi ego me
puede. Me mira a los ojos como un perro rabioso y me susurra mis fracasos.
Y yo me
miro, triste y dejada y no me reconozco. Si yo no tenía Ego. De verdad. No lo
tenía. Aunque debo admitir aquella vez que, de pequeña, habiendo
desgraciadamente suspendido a un examen, desee inocentemente que suspendiera
toda la clase. Luego me arrepentí aunque sospecho que esto también era Ego.
Yo
pensaba que lo aceptaba todo. Incluso he aprendido a reconocer mis
errores y a aceptar las criticas. Y hoy me veo igual que todo el mundo. Me veo
con un Ego enorme, enorme, y me entristece porque siempre lo había visto como
algo peyorativo. Los años, las decepciones, los miedos y las frustraciones han despertados
dentro de mí un ego que hasta ahora me era desconocido.
Tengo
Ego, pero no un ego pequeño sino el Ego de verdad.
Y esto me
entristece.
¿Será este mi verdadero yo?
4 comentarios:
Todos tenemos nuestro ego, más manifiesto en unos que en otros... pero todos los egos son mordaces y crueles, pero... ¿qué va a ser tu verdadero tú? Imposible.
Todos poseemos una consciencia positiva y otra negativa que nos susurran al oído del alma. No te sientas mal ni te ofusques por esto que ha pasado, date tiempo para volver a encontrarte :)
L'ego surt quan menys ho esperem... (i transcriure cites en llatí també és una mica d'ego ;)
Afortunadamente tienes ego, Yaivi. Y me parece que es un animalito adorable. Me gusta verlo salir de su escondrijo, como un pequeño mapache hambriento abandona su madriguera. ¡Me gusta, de verdad!. ¡Es tan lustroso y está tan vivo!...
Un filósofo decía que él no era él, sino otro. Y otro filósofo más- que también tenía ego- dijo que lo esencial del carnaval no era ponerse la careta...lo esencial era quitarse la cara...Pero no como lo hace ese señor que ilustra tu entrañable escrito...
Lo dicho, me gusta tu ego...
Y lo digo yo, que soy medio zen...
Besos...en la nariz de tu ego...
Hi ha egos i egos. Egos adorables i egos nocius i insuportables. Egos que fan somriure per inofensius i egos com a bombes nuclears. Però en definitiva penso que l'ego acaba allà on comença a l'alçada del melic. Em pregunto si serà tan reprobable l'existència de l'ego com la seva mancança i arribo a la conclusió que tot es tracta de com domesticar a la bèstia. És reprobable l'orgull i l'enveja i la vanitat i l'egoisme i... potser tot es tractarà en la mesura, fins on començen a ser danyins per a un mateix i com a conceqüència al nostre entorn. La falta de tot plegat potser ens faris pixar colonia.
Fa no gaire vaig conèixer un ego desmedurat i em va provocar molta pena pq vaig entendre que aquell home cada dia anava a dormir amb la seva consciència i al final bonica acaba sent així, fins quin punt és soportable anar-nos a dormir cada dia amb la nostra consciència. Jo si fos aquest home que et comentava, moriria d'insomni. Mira de no morir d'insomni i com deien a la Nancy, de tant en tant mira de beberte una jarra de humildad. Ves que l'ego no et torni blanca.
jo/el
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