martes, 2 de junio de 2009

EL CUENTO DE AYABA


Ayaba vivía en un pequeño pueblo africano de la región del sur del Golfo de Benin. Ayaba estaba casada con un rico comerciante del pueblo y disponía de todo para sus necesidades. Era muy joven y muy apreciada en todo el pueblo. Pero Ayaba tenia una gran preocupación. Dudaba del amor de su marido. Quería que le quisiera más. Un día, se fue a ver al “Marabout” del pueblo, para pedirle que le hiciera una pócima de amor, para poder conquistar a su marido.

- Quiero que me quiera más. Le veo muy distanciado de mi y no se que hacer…

El Marabout la miró. Era muy guapa. Y no entendía como una chica tan guapa podía necesitar una pócima para enamorar a su marido. Se quedo mirándola un largo rato, y después le dijo:

- creo que no te hace falta ninguna ayuda externa para enamorar tu marido.

- ¡Por favor! ¡Hágame la pócima! la necesito. ¡Por favor!

El Marabout la miró un rato más un poco desconcertado:

- Vale! Te haré la pócima. Pero para ello, necesito un pelo de león...

Ayaba se quedó pensando un rato, y salió de la sala del Marabout.

Al lado del pueblo de Ayaba, había una carretera, justo al lado de una gran sabana, donde dormían los leones perezosamente, bajo el sol ardiente de África. Ayaba se fue caminando hasta allí, tirando de una cuerda atada al cuello de una cabra. Cuando vio a los leones, dejó la cabra y se fue corriendo hacía el pueblo. Los leones se comieron a la cabra. Cada día, Ayaba hacía lo mismo,…Cada día, hasta que llegó un punto que los leones se dieron cuenta de que ella era la proveedora de cabras y sabían que si ella venía, ellos tendrían comida. Esta demostrado por Pavlov que los animales tienen este tipo de reflejo. Todos los días después, Ayaba volvió con una cabra, hasta que un día, se quedó escondida mirando como se la comían. Cada vez se aproximaba un poco más a los leones y ellos no se la comían. Un día, se aproximó tanto, que arrancó una mata de pelo de uno de los leones y se fue corriendo directamente hacia la casa del Marabout. El sabio Marabout, la vio llegar con una sonrisa en los labios. Cogió la mata de pelo que le tendía Ayaba, la miro y le dijo:

- Ayaba! Si has sido capaz de domar un león, ¿ como no vas a domar tu marido ? No necesitas ninguna pócima. Todo lo que te hace falta, lo tienes dentro de ti.

Y Ayaba se fue a casa, con la cabeza llena de la moraleja del anciano Marabout.


3 comentarios:

Isa Soares dijo...

Uau!!!!!!!!!!!!Me encantó el cuento.
Salud.
Isa

IvanBalt dijo...

Me gusta me gusta el cuento!! bueno aunq se ve q es solo un cuento xq las mujeres nunca se fian de todo aunq se hallan comido un leon! ;) jeje

sahara occidental dijo...

este cuento, muestra que la mujer supera con muchas azancadas a la mismisima donia inteligencia pero el hecho de tener tetas(algunas tetas) el hombres como (el diablo)la estorba con su deseo salvaje haciéndole olvidar en cual de las tetas guarda su corazón.