jueves, 12 de julio de 2012

CIENCAS ECONÓMICAS Y EL PRIMO DE RIVERA.


Dicen que estudiar es uno de los caminos que llevan a la sabiduría… Estudiar es un gozo. Estudiar es aprender, es formarse, es llegar a saber del mundo para poder forjarse una opinión sobre las cosas. Estudiar es instruirse. Estudiar… una palabra que lleva impregnada, ganas de saber.

Yo llegué aquí con ansias de juventud, con avidez de saber y con unas inmensas ganas de aprender. Llegué a este país, con intenciones de cultivarme y de vivir cada una y todas las formas posibles del verbo “estudiar”. Con ganas de hacer las cosas bien, me estudié todas las distintas configuraciones del idioma y en un tiempo record corto, muy corto, ya me sabía todo el procedimiento morfológico de la lengua española y todas sus flexiones nominales, sus análisis sintácticos y sus conjugaciones. En unas pocas semanas, yo ya podía bromear en español y formar frases complejas con antepospretéritos y subjuntivos pluscuamperfectos. Tenía ganas de aprender…

Pensé que podía con todo. Y tengo que reconocer, sin ganas de chulear, que yo ya era un kamikaze de los estudios allí, de donde yo provenía. Me veía capaz de todo. Yo podía con todo.

Pero una cosa que he aprendido a lo largo de toda mi vida europea es que por mucho que tengamos ganas de aprender, de estudiar y de saber, uno se tiene que poner en la justa medida de lo que nos puede favorecer el país de acogida. Es triste, pensar que en tu país puedes ser brillante pero que en otros países lo único que se te ofrece es ser mediocre. No me malentendéis, pero es que a experiencias me refiero. Bien lo sabe Júpiter, que por muy pasional que sea, no me dejo guiar por conclusiones sin pasar por todos los pasos de OHERIC.  

OHERIC, base fundamental de la biología y de la vida: Observación - Hipótesis – Experimentos - Resultados – Interpretación - Concusión.

Y después de observar, pues he llegado a esta conclusión. Puedes ser rey en tu tierra, pero en la tierra de los demás, a lo mejor, lo más alto al que puedes aspirar es simplemente ser un caballero…

Era inocente e incrédula y decidí estudiar Ciencias Económicas. ¿A quién se le ocurre estudiar económicas sin bagaje cultural? ¿A quien se le ocurre no pensar que hay ámbitos en los que no puedes campar a tus anchas sin un gran dominio de los sistemas políticos, de las economías mundiales? Pues a mi…

Muy pronto me di cuenta de mi error. Pero como las orgullosas amazonas del Dahomey que preferían morir en la batalla, aunque hubiesen perdido todos sus atributos, yo tampoco me quería retirar.
Empecé a oír conceptos que me sonaban a lenguas muertas. Sistemas económicos, políticas de derechas, gobierno de izquierdas, ideologías económicas, preferencias, circulación de capitales, tipos de cambio flotantes… Había fechas por doquier que no me sonaban de nada. 1936, 1981, 1975, 1978, 1992, 1987, 1969…

No entendía nada. Y por mucho que me esmerara para saber, siempre había algo que no sabía, pero que tenía que haber sabido porque los de aquí lo sabían. Ellos lo sabían simplemente porque era la realidad de su país. Yo tenía que estudiar para saber lo que sabían los demás sin haberlo estudiado. ¿Cómo tenía que saber yo qué pasó el 23 de Febrero de 1981, si nadie me lo había explicado jamás? ¿Qué tenía que saber yo de lo que pasé entre 1936 y 1939  si nunca me lo habían dicho en la escuela? Y cómo esas, miles de cosas de la historia de España que repercutían en sus relaciones ínter-económicas con los otros países europeos… Cosas, que dan por hecho, que los alumnos saben.

Y de repente un día, me desanimé, cuando ya vi que nada podía hacer…

Aquel día, el profesor hablaba del primo de Rivera. Un dictador que se sublevó contra el gobierno y que dio un golpe de estado el 13 de Septiembre de 1923… Yo oía el profesor y no entendía nada. El primo de Rivera por aquí, primo de Rivera por allí, dictablanda, dictadura, primo de Rivera…

Aquel día me invadieron dudas, unas dudas terribles y una pregunta clara sin respuesta. Y viendo que nadie preguntaba nada, me dí cuenta que una vez más, estaba atrás y que todos ellos, españoles, sabían algo que yo no sabía. Y de repente, no pudiendo más, sobrecogida por la exasperación y por la rabia de que siempre me quedaba algo que saber, me levanté y grité al profesor, delante de todos:

-         Pero ¿quién es Rivera? Usted nos habla de su primo, pero no dice nada sobre Rivera… ¿Quién es Rivera?

Y colorín colorado, la amazona se ha retirado… Aunque hay que añadir que el retroceso del toro, no significa el fin del combate…

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lunes, 2 de julio de 2012

ANGUSTIA - ALEGRÍA.


Angustia de cuando el hombre se da cuenta de que su sufrimiento, de verdad es inmenso. Y grita la injusticia de la vida, al mundo, porque se piensa que no la merece.
Y cuando habla de su condena, rompe a llorar. Y se abraza a si mismo porque él se entiende. En su cara se ven unos surcos áridos. Estas líneas tan nítidas, sólo las dejan las lágrimas saladas. Lágrimas, que en su dolor, ya ni pican. Todo es demasiado profundo. Todo es demasiado doloroso.

Y de repente rompe a reír.
Su risa es vacía pero él no lo sabe. Se alegra porque cree que disfruta de las pequeñas cosas de la vida. Iluso que se piensa que esto es felicidad. Y se convence de que tiene que reír porque así se conforma con su desdicha. Y habla solo porque ve su pasado. Y Sonríe porque piensa en lo que él era… Balada lánguida y oscura de recuerdos en la lejanía. Soledad inocente y melancólica.

Y las imágenes le invaden. Un golpe seco en todo el lomo. Y allí está otra vez llorando, preguntándose qué ha hecho para merecer esto. Llora con rabia y se le agarrotan los músculos y los tendones. Llora como un niño rabioso y su mirada se llena de vacío. Se pierde en sus pensamientos y sus actos se vuelven incomprensibles. Llora por las curvas apretadas de la vida. Llora por su madre e incluso llega a gritar su nombre. El sonido que sale de su boca es gutural, y recuerda a una lengua con una musicalidad rara. Se retuerce loas manos. Y le duelen, pero no lo nota. Habla con el cielo y le apena su destino. Y de repente se inflama. Una rabia sorda le sube por la garganta. Allí esta gritando otra vez. Reproches agrios. Se siente encerrado en una realidad que él mismo ha construido. Cosas que quería, sueños alcanzados y frustración por los deseos cumplidos.

Sonrisa irónica a la vida. Allí está, en la comisura de sus labios. Transforma la expresión de su cara. Se ríe de si mismo de verse allí, abandonado a la angustia. Recuerda lo mucho que le costó tenerlo todo. Recuerda sus luchas personales. Y sonríe por sus victorias personales. Sabe que es capaz de aquello y de aquello otro. El es fuerte. Lo sabe y lo ha demostrado. Y también se lo han dicho.

ANGustias y ALegrías. Mezcolanza dulce y agria. Esto es lo que nos reserva la vida, cuando lo único que nos queda para tragar nuestras penas es pensar que todo lo que hemos vivido ha valido la pena. 

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