miércoles, 30 de marzo de 2011

ÁFRICA EN POSITIVO.


ÁFRICA VISTA POR LOS EXTRANJEROS:

África:

- Superficie total de 30.272.922 km2 de superficie incluyendo las islas, con más de un millar de habitantes con 53 países incluyendo los archipiélagos.

- Continente colonizado por potencias francesas e inglesas entre otras y repartidos sus diferentes países después de l’abolición de la esclavitud en la Conferencia de Berlín en 1884-1885.

- Continente destrozado por los conflictos internos, latentes y rebeliones armadas. Conflictos étnicos, socio-políticos y guerras civiles. Países en los cuales hostilidades y pobreza se dan la mano impidiendo al continente avanzar. Entre los conflictos más graves, están el genocidio del Ruanda en 1994, conflicto militar de Darfur en 2003, la guerra para la independencia de Argelia de 1954 a 1962, el Apartheid en Sudáfrica, la crisis político-militar de Costa de Marfil, golpes de estado en República Centroafricana, disputa de frontera entre Eritrea y Etiopia, conflictos en Angola, en Sudán, Sierra-Leona, Liberia, Somalia, Uganda… Conflictos que se han cebado vidas inocentes atrasando todo un continente.

- África seca en los estados del Sahel, desértica, vulnerable ante los cambios climáticos, y desforestada por la biomasa natural y por la agricultura, base de su economía. Agricultura, sector primario rudimentario y sin políticas eficientes.

- Carece de infraestructuras y de alta tecnología. Su sector industrial es deficitario, sin hablar del sector terciario y servicios casi inexistentes.

- Altas tasas de natalidad y altas tasas de mortalidad. Mortalidad infantil. Experiencia de vida muy baja por causas de falta de higiene, agua no potable, malnutrición, hambruna, epidemias, enfermedades sexualmente transmisibles… Los 5 países del mundo con menor esperanza de vida son africanos.

- Insalubridad galopante y falta de seguridad social, de sanidad y de servicios públicos.

- Países subdesarrollados, países pobres, países en vía de desarrollo, países tercermundistas, países endeudados con los países del Norte, países con economías a la deriva por sus gobiernos corruptos.

- No tiene presencia en los medios de comunicación. No tiene ningún lugar en la toma de decisiones del mundo. No tiene casi figura en la mundialización. Su aportación en el comercio mundial se basa en la exportación de petróleo, de minerales y de materias primas agrícolas.

- Indicadores de desarrollo humano alarmantes. Bajas tasas de alfabetización. Esperanza de vida corta. Es el continente más pobre del planeta. Depende de las ayudas exteriores, ayudas económicas, ayudas alimentarias…Su PIB representa solamente el 2,6% del total mundial. Se puede vivir con menos de un euro al día.

- Es el continente menos urbanizado del planeta.

- Sólo 25% de su población tiene acceso a energía eléctrica, con sus habitantes que viven la mayoría en situación de pobreza extrema.

- Continente con 28% de su territorio, salvaje.

- Inestabilidad política en la mayoría de los estados.

¿Quién no reconoce esta África que asusta?




ÁFRICA VISTA POR LOS AFRICANOS:

África.

“…Kinshasa. Nagaza. Libreville. Ouagadougou… Lomé. Cotonou. Bamako. Conakry… Abidjan debout…” Cantaba Awilo Logumba refiriéndose a su África vibrante.

Yo diría aún más: Nairobi. Malabo. Bujumbura. Accra. Yaoundé. Dakar. Niamey. N’djamena. Lagos…
Grandes ciudades movidas, ruidosas y con hordas de vendedores, de trabajadores, funcionarios, motos, coches, música en los altavoces de los bares, peluquerías, guardas delante de los bancos, faroles, hospitales, Internet, restaurantes, estatuas conmemorativas, plazas públicas, gasolineras, edificios altos, universidades, mujeres vestidas a lo tradicional, casas de móviles, hombres con americanas, semáforos, carteles publicitarios, escuelas, niños uniformados saliendo de las escuelas privadas, organismos nacionales, capitales administrativas, discotecas, jóvenes a la última moda europea con sus gafas de sol, calor…

África austral, África occidental, África tropical, África oriental, África mediterránea…Términos exóticos, con destinaciones fascinantes y misteriosas.

África negra. África caliente.

África es más que gente enferma. África es más que niños desnutridos. África es más que países subdesarrollados. África conocida por sus desastres, y desconocidos sus logros. África cada vez más consciente: Políticas de alfabetización, lucha contra la corrupción, democracia en sus países, paridad de derechos, lucha para la planificación familial, lucha por los derechos de los niños…

El índice de desarrollo muestra un África desnutrida, analfabeta y pobre, pero olvidan remarcar desde qué punto miden un continente castigado por la historia, castigado por la esclavitud y por la colonización. Continente sometido y que han dejado libre hace tan sólo algunos decenios, pero que sigue creciendo a pesar de las guerras y de las enfermedades.

En África hay unas tasas de escolarización muy bajas, pero muchos van a la escuela y otros aprenden un oficio, tal como se hacía en Europa hace muchos años cuando la escuela no era obligatoria.
Algunos países están sumergidos en guerras, sí. Pero no todos. África es más que 15 países afectados por conflictos, conflictos presentes pero muchos ya pasados. No todos los países están en guerra, ni todos los niños están desnutridos. En África mucha gente tiene acceso al agua potable, a servicios públicos y hay muchos niños que no pasan hambre y que nunca han presenciado una guerra.
África es más que el triste continente presentado en los medios de comunicación. Está llena de riquezas y de gente que come cada día y sacia su hambre y su sed. Está llena de niños mofletudos que van a la escuela. Está llena de mujeres trabajadoras, con un sitio muy importante en la sociedad, en sus economías domesticas y en la política, mujeres que van luchando, como lucharon muchas otras en el mundo entero para hacer entender un concepto tan básico como la igualdad de sexo.
África no tiene presencia en casi ningún organismo internacional, pero no porque no participe, sino porque los medias no le dan voz. La imagen de “evolución cero” de África es tan comentada que los propios africanos nos creemos que nuestra tierra es sólo árida. Vale que nuestra economía tenga como base el sector primario, pero ¿por qué nadie habla de los gremios de trabajadores que se organizan y buscan soluciones, trabajando con los recursos naturales, para incrementar la productividad de su país año tras año?

Nosotros también producimos. Nosotros también trabajamos.

África no es sólo animales y tribus. África es mucho más. Organizaciones sociales que incluyen familias, educación, gobiernos, religiones, comunidades, sistemas económicos, todo un conjunto social que se organiza para los valores y la unión de la sociedad y del continente.

África de los grandes hombres. África de los grandes nombres. El África de Sundjata Keita, cuando en la batalla de Kirina, luchaba por los imperios de Mali. La misma África que creó la Unión africana, la ex Organización de la Unidad Africana, para luchar por la paz en el continente.
África de la negritud. El África de Aimé Césaire; Él de Leopold Sedar Senghor, para el reconocimiento de una identidad. África de Youssouf N’dour, de Manu Dibango, de Fela Kuti, de Salif Keita. Toumani Diabaté, Lokua kanza, Alfa blondy, Cesaria Evora… entre otros.
África de Wole Soyinka, de Sembène Ousmane, de Youssef chahine, de Chinua Achebe. El África de Mariama Bâ y de Malick Sidibé.
África de Idrissa Ouédraogo, de Chiek Oumar Sissoko, de Souleymane Cissé.
África del FESPACO, del FIMA, África del KORA. Actores modistas y músicos… África lujosa, África creativa.

África de los patrimonios de la humanidad, de las pirámides, del Kilimanjaro, de los desiertos del Sahel, de las playas salvajes de los archipiélagos… África, patrimonio histórico. Islas de Gorée, la Puerta de No Retorno en el golfo de Benin, memorias de los esclavos… Toumbouctou, Djenne y País Dogón, patrimonios de la UNESCO. África de países singulares. Pluralidad de religiones, pluralidad de realidades, que conviven, la mayoría en gran armonía. África del Respeto, de la educación, de valores múltiples y de la unidad familiar.

África de mares y de océanos. África verde y no sólo desértica. Rica en mineral, clara y profunda. África de las bestias que se llaman salvajes. Fauna exótica y densa. África de temperaturas ideales para soñar y para reír. Clima ecuatorial, clima tropical, climas temperados...

África, con sus más de 2000 grupos étnicos y sus más de 1300 lenguas, lo que representa más del tercio de las lenguas del mundo.
África de los Bereberes, de los Mandinga, de los Fon y de los Haoussa.
África de los Zulu, de los Fang y de los Yorubas.
África de los Bambara, de los Bantu, de los Tuareg y de los Fulbés…
Cultura de tradición oral, cantos y “griots”. Riqueza cultural, riqueza nuestra.

África sensual, con sus mujeres, gacelas humanas y panteras negras con sus ojos flameantes. Lealtad de sus hijos, fieras indomables y fuertes guerreros.

África de la calle “Princesse” en Abidjan, de “Jonquet” en Cotonou, de “Lemba” en Kinshasa, donde el show y el ambiente festivo están garantizados. África de Yorobo Arafat, de Africando y de Koffi Olomidé…
Ndombolo, mapouka y kpangor...
África del zum zum de gente por la calle, gritos de niños cantando en la escuela a millares, con la ilusión de todo un continente que cada vez se hace más fuerte y prometedor. Niños sanos, fuertes y limpios, futuro de su nación.

“Cantemos los Africanos. Cantemos la bella África. Cantemos las altas palmeras y la selva magnífica… ¡Cantemos, nosotros, sus hijos…!" Dice su canción
“No tenemos trigo, ni tenemos viña, pero nuestras palmeras son altas y nuestra tierra es inmensa. ¡Cantemos la bella África. Cantemos nosotros sus hijos.!” Vuelve a decir su canción.

Orgullo de muchos y pulmones inflados. Esta, es nuestra tierra.

África moderna y cada vez más libre.
África caída, pero que ya se está levantando.
¿Acaso no es más importante lo afectivo que lo superficial? ¿Acaso no es más rico el que menos tiene pero que disfruta de los pequeños placeres de la vida?

África no es sólo Estadísticas. África también es Vida.

Es verdad que no tenemos nada, pero aquí estamos.

África en positivo.

* África vista por los extranjeros. Información en su mayoría de Wikipedia. http://fr.wikipedia.org/wiki/Afrique / http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81frica
** Las imágenes de arriba y de abajo son de ciudades africanas. Abidjan (Costa de Marfil) y Yaoundé (Camerún)
***Canción “Chantons les africains”

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miércoles, 23 de marzo de 2011

COSAS DE MÍ QUE PROBABLEMENTE NO SEPAS.


Hablo mucho. Siempre he hablado mucho.
Mi madre cuenta que una de mis primeras funciones vitales, fue hablar. Antes de dejar de mamar, de caminar o de aprender a sentarme, yo ya hablaba. A unos, les parecerá normal, pero en mi caso, la cosa adquiere rareza, porque hablaba con una fluidez y una madurez de señora mayor. Era de risa. A mi familia le resultaba divertido verme hablar así. En la más tierna edad, yo ya tenía una labia, una verborrea y un desparpajo brutal. Hablaba de las cosas con una destreza y una sabiduría hilarantes por la edad que tenía porque lo hacía como si yo ya lo hubiese vivido todo.
A lo largo de mi vida, he tenido problemas y más en la escuela, porque tal una cotorra, era incapaz de quedarme con la boca cerrada. ¿Cuántas veces me habrán castigado? Hablo mucho. Lo sé, lo sé…

Pero lo curioso es que, tanto hablo pero de mi, la gente sabe muy poco. No me gusta explicar mis cosas personales. Puedo dialogar sobre todo: las curiosidades de la vida, la peculiaridades del ser humano, las ciencias… e incluso lo podría hacer en latín, pero no me gusta hablar de mis cosas. Me hace sentirme débil que la gente sepa de mis debilidades, de mis problemas, de mis dilemas.
Y como oradora profesional, soy más experta en saber de la gente, que la gente de mí. Parece absurdo, pero es así. Esto es lo que tiene hablar mucho, que al final uno aprende a callarse. He aprendido a callarme. Dicen que “Para saber hablar, hay que aprender a callarse…” y que “Quien no sabe callarse no tiene derecho a hablar…”

Yo ya sé callar y por esto hablo mucho.
Hablo mucho pero hay cosas de mí que la gente no sabe. Cosas de mí que probablemente, no sepas...

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- …

Y me callo antes de revelar más cosas. Ya lo he dicho antes. Una cosa es hablar, y otra muy singular es hablar de uno mismo. He aprendido a callarme, he aprendido a escuchar, aunque sigo hablando igual de mucho. Y recordemos que como dice el adagio: “Tenemos dos orejas y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos.”

Espero que alguien me haya escuchado.

* El texto encriptado es en español.  

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miércoles, 9 de marzo de 2011

COSA DE MODA.


Ya sé que soy un poco pija. Ya lo sé. Pero a veces hay cosas que me dejan perpleja.
Las modas van y vienen. Y cada vez más volvemos a las modas pasadas. En las tiendas, van entrando colecciones…

Hace unos días, en una de esas tiendas de los grandes almacenes, entró una colección de ropa de época. Ropa inspirada en el siglo XIX y en el XX. Ropa bonita, diseños elegantes y voluptuosos: Vestidos con volantes, corsés, corpiños rígidos y ajustadísimos, chales de colores, faldas forradas, grandes escotes, mangas bufadas, cuellos redondos, faldas enormes. Camisetas de color beige, modelos en blanco, marrón… Tonos claros y clásicos aunque a la vez vivos y modernos. Ya lo sé. Es contradictorio, pero no me preguntéis, cómo. Sólo era mi sensación. Y tampoco me tengáis en cuenta los detalles de vestuario, que no soy una experta en vestimenta de siglos pasados.

Había de todo en las tiendas. Como de costumbre, me volví loca. Sí. Frivolidad. Lo quería todo. Esto. Aquello. Aquel otro. Este de aquí. Este otro… Era todo tan bonito. Ropa de época, ¿Qué mejor?
Había mucha gente en las tiendas, gente como yo, ilusionada para probar cosas de última temporada. Emocionada y cargada hasta la cejas de ropa, me fui a probar todas aquellas piezas en “vogue”.

Y delante del gran espejo rectangular del probador, me quede blanca.

Me quede lívida. Me sentía rara. No porque la ropa no me gustará o que tuviera alguna tara o que no me entrase. No. Me quede blanca porque con la ropa puesta, parecía una, de aquellas esclavas que trabajaban en las haciendas. Me probara lo que me probara, parecía una esclava. Parecía salida de una película. Pasaba de “Lo que el viento se llevó” a “Raíces” pasando por “el Color Púrpura” y “la esclava Isaura”. Hattie McDaniel, Cicely Tyson, Whoopy Golberg, Valquíria Ribeiro… Yo me veía divina, pero parecía una esclava de verdad.

Y entonces caí en la cuenta… En aquella época, nosotros éramos esclavos.

El cambio sólo residía en las prendas. Me sentí un poco triste porque no quería parecer una esclava. No quería ir por las calles disfrazada de esclava. Nunca pensé que las prendas también llevasen impregnadas las realidades sociales. Las prendas también llevan el peso de la Historia.

En una especie de inopia por mis clases de teatro, me imaginé representando un personaje de cualquier obra de aquel entonces. Me imaginé como quedaría yo interpretando un personaje de cualquier obra de Oscar Wilde. Aquellas Obras que a mi me chiflaban. El abanico de Lady Windermere. La importancia de llamarse Ernesto. O incluso La casa de los corazones rotos de Bernard Shaw…
¿Podría yo interpretar a la Marquesa de Merteuil de Pierre Choderlos de Laclos? Quedaría raro porque con su ropa, pues recordaría más a una esclava. ¿O no?

En mi país, Julieta es negra, lo mismo que Romeo, Rodrigue y Chimène del Cid; igual que los personajes de Molière, de Voltaire, y de Racine. Arlequin de Marivaux y como no, también Cyrano. Todos negros. Nunca antes me había pasado por la cabeza que fuera de mi mundo, las prendas tenían otro sentido.

Al final, después de probármelos todos, cogí las prendas, fui a la caja, los pague y me los quede.

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martes, 8 de marzo de 2011

MATER, MATRIS ...


Mi madre es adorable. Sí. Esa es la palabra.
Agradable, encantadora y coqueta. Con su nombre de flor y sentimientos mágicos, es especialista en dar, en dar y en dar. Entregada a los suyos, como sólo lo son los que han sufrido emocionalmente en la vida, cuida de nosotros y se preocupa por todos.
Mi madre es detallista, leal y fiel. Amante de la familia numerosa y hospitalaria, se adapta a todos los ambientes y disfruta cuando está rodeada de los suyos. Dadivosa hasta límites insospechados, aunque no del todo altruista porque a cambio, quiere que la quieran. ¿Quién no?

Y yo la miro.

Allí está, sentada en el sofá con su mano en la mejilla, medio dormida, después de afanarse en todas las tareas que, a nosotros, nos alivian.
Mamá. Romántica e imaginativa a la vez que realista, dibuja palabras con su sonrisa. Es todo contradicciones: emocional y mental; apasionada y práctica; indecisa y segura. Mi voz sólo la dibuja porque no digo nada. Y mis ojos la llaman susurrando: “Mamá…” Pero no me oye. Y la miro.
Veo a la niña que fue, con sus grandes ojos serios y tranquilos, profundos y llenos de ilusión, una niña sensible que juega con su vestido de flores, sola en su rincón. Cuchicheo del viento. Mamá. Una niña grande que sueña con una estabilidad emocional y que tiene miedo a que se la deje de querer y a que no se la necesite. Murmuro de brisa. Mamá. Una mujer conservadora que busca una euritmia en su vida doméstica y tener una vida tranquila, feliz y agradable.

Me gustaría decirle que me alegro mucho que fuera ella, la que me tocara como madre. Y que no hay nada más aliviante y reconfortante que tener una madre divertida y fuerte. Y ella lo es. Me gustaría tocarla, decirle que no se preocupe, que nosotros siempre estaremos aquí.
Mi madre es valiente y audaz. Fuerte emocionalmente, dice lo que piensa y de manera directa. Y ¿por qué no decirle? es posesiva, odia las improvisaciones porque escapan de su control. Terca y difícil de engañar, no hace nada que no quiera hacer. E incluos, a veces, es facilmente irascible. Y ella lo sabe. Pero es tan viva que muy rápidamente, las tormentas se olvidan dejando sitio a nuevas risas.

Seguridad de los Tauro, bravura de ellos y fuerza del signo de temperamento y tierra. Amor incondicional y fiel. Sufridora, cálida y cariñosa. Es imposible no quererla.

Y sonrío cuando la veo esconderse detrás de sus agujas, intentando tejer un mundo nuevo dentro de su caparazón en el que se encierra cuando sus valores morales y sus sensaciones le dan a entender que el mundo entero está en contra de ella.  Cautelosa y nada despilfarradora en su búsqueda de la armonía que reside en su capacidad de atesorar.
Mamá. Honrada, noble y sincera. Afectuosa, tierna y atenta. Se me ocurren muchos adjetivos. Muchos más. Después de todo, es mi madre.

Y la miro. Ella no lo sabe, pero sé cuando intenta borrar este aire de melancolía que a veces le pasa por la mirada. Melancolía de los tiempos pasados, melancolía de las recapitulaciones, melancolía de las realidades. Melancolías de las almas sensibles.

Mi madre es genial. Y además generosa. Generosa porque yo no soy su hija, pero es como si lo fuera. Y el merito también es de ella.

Mi madre es adoptiva.
Mi madre es adorable.

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martes, 1 de marzo de 2011

CAGADA LA HEMOS.


¿Cuántas veces hemos hablado de inmigración? ¿Cuántas veces hemos hablado de gente que cambia de país? ¿Cuántas veces he hablado de la imagen que tenemos muchos, de Europa? ¡Miles de veces!
Pero lo que no había dicho antes era que, de todos los problemas de la inmigración, el más penoso es el de la fuga de cerebros.

Cualquier inmigrante, viene en busca de una vida mejor que comprende en general, un trabajo, una vivienda y una realidad que, por la gracia de los dioses, se espera que no sea dura. Por lo menos ese es el objetivo de los africanos en general. Uno espera encontrar un trabajo de verdad, algo que permita ahorrar un poco de dinero para subvenir a las necesidades de los familiares que se han quedado en el país de origen… Pero al final, muchos, confrontados a las barreras lingüísticas o sociales, se convierten en mano de obra barata para los países ricos. Y los países declarados “económicamente pobres” se quedan en agonía mientras sus hijos más valiosos se van; mientras su juventud más potencial se va.

Y se van… Doctores, economistas, ingenieros, maestros, pedagogos, abogados, informáticos, periodistas… Todos se van. Se van a probar suerte en otras tierras, tierras de las que tan bien han oído hablar. Se van ilusionados y lo hacen corriendo hacía su nueva realidad, quemados por el fuego de la falta de oportunidad y el ansía de descubrir un mundo con más oportunidades.

Y se van… Jóvenes preparados, jóvenes promesas, coeficientes intelectuales altos, mano de obra para salir de la eterna crisis en la que están sumergidos estos países llamados subdesarrollados. Se van…

Su país les forma y ellos se van. ¡Cultos desleales!
Su país invierte en ellos y ellos se van. ¡Eruditos infieles!
Su país les ha dado todo y ellos se van. ¡Ingratos intelectuales!

¡Y aquí están! Por las calles, poblando otros países. Son gente a la que ya estamos tan acostumbrados, que se funden en nuestro decoro. Gente que tenía otra vida, gente que lucha contra más cosas, gente que tenía ambiciones, gente que tenía ilusión, gente como yo. Inmigrantes con temores, inmigrantes con decepciones. Toda la realidad se desmorona cuando se dan cuenta de la gran ilusión. Una gran ilusión, que a la vez es una gran verdad.
Europa no te contrata si ella no te ha formado. Normal. Totalmente normal. Normal y comprensible. Europa no te contrata si tus conocimientos no son los socialmente adecuados. Lógico. Totalmente Lógico. Lógico i evidente. Europa no te contrata si no hablas su idioma. ¿Cómo te va contratar si no dominas sus códigos culturales? Obvio. Totalmente obvio. Obvio y patente.

Y acaban los ingenieros técnicos superiores limpiando casas.
Y acaban los doctores cardiólogos de albañil
Y acaban las expertas en ciencias de la Comunicación, de mujer de la limpieza.
Y acaban los pedagogos profesionales recolectando en los campos de cultivo.
Y acaban los médicos investigadores conduciendo camiones nocturnos de reparto.
Y acaban, doctores en bioquímica en profesionales de batir cemento.
Y acaban, arquitectos de puentes y caminos recolectando naranjas e olivas.

Cagada la hemos…

¡Nadie es tonto! Él que ha pasado varios años en una universidad, en una facultad o en una escuela superior espera, como mínimo encontrar un trabajo de su campo.

Y se amargan.

Se dedican a trabajos que en su tierra, no les tocaría a ellos, hacer. Es verdad que allí no hay tantas oportunidades, pero como mínimo podrían encontrar algo mejor que esto.

Y se amargan.



Los médicos de Senegal están recolectando fresas en España, mientras la gente se muere por enfermedades en su país. Los ingenieros en obras públicas de Camerún están recogiendo basura en Alemania cuando en su país aún falta muchas infraestructuras para construir. Los economistas de Benin están limpiando calles en Francia cuando su país está necesitado de gente como ellos. Los Informáticos de “Ghana” están limpiando platos en restaurantes de Inglaterra mientras que su país precisa de gente como ellos. Asesores y consultores de empresa, sudamericanos limpiando casas mientras que en su país falta mucho por hacer. Trabajan bajo un sol abrazador y un frío invernal, con un poco de melancolía y una pizca de arrepentimiento. Pero como siempre, se conforman. Ya que han venido, pues se quedan.

Cuando veáis aquellos trabajadores extranjeros, salir en hordas de una estación de tren, después de una dura jornada laboral, pensad que entre ellos seguro que hay algún geógrafo, algún ingeniero aeronáutico, algún economista...
Jóvenes listos, “números uno” de su promoción. Gente que podría haber inventado una fórmula de crecimiento económico para su país, pero que al final se funden con el decorado de otros países. Jóvenes que escogen ser mediocres en una cosa cuando podían haber sido brillantes en otra. Cultos y altamente formados, que no tienen más remedio que dedicarse a lo primero que encuentran. Pero bueno después de todo, no hay sub.-oficios. Cualquier trabajo, por muy ingrato que parezca, tiene su merito moral.
Lo que también tiene un mérito es que muchos se dedican a cualquier otra cosa que no sea robar o vender drogas o a la prostitución. Un mérito por ellos. Mérito de su educación, mérito de su cultura, mérito de su país. Esos jóvenes listos, no se dedican al vandalismo. Bueno… eso creo.

Cada día el flujo de gente sigue saliendo. Entre ellos los que podrían ser futuros precursores de su país. Un goteo incesante de jóvenes que va corriendo, como los insectos hacía la luz de una linterna. Jóvenes que salen de sus países con una formación, para enfrentarse a una realidad cultural y social que no demanda gente como ellos. Una formación que al fin y al cabo es como un simple ticket de zoo en la selva social en la que vienen a instalarse.

Cagada la hemos... Y no es para reír pero con el ticket del zoo, no se puede atravesar la selva.

Philip Emeagwali, inmigrante nigeriano residente en Estados Unidos, llamado el Bill Gates africano, premio Gordon Bell de Informática en 1989 e inventor de la computación más rápida del mundo entre muchísimas otras cosas, hablando de su país , dijo “No debemos olvidar invertir en educación básica. Con una alta tasa de analfabetismo y millones de graduados universitarios, Nigeria terminará con sus pies en la Edad de Piedra y su cabeza en la Era de la Información.” Al final todo, siempre se resume a la Información. Información para saber que te espera allí donde vas.

Alguien decía: “Ve, pero vuelve. Que tu gente te necesita…”


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