lunes, 30 de noviembre de 2009

UN RELATO DE CINE ...


Aleix cogió su bolsa y se fue discretamente por la puerta de atrás. Sabía que le perseguían. Sabía que los otros querían hacerle desaparecer, tirarle mar adentro. Tenía que ir a Casablanca, Chicago, Chinatown, o Madagascar, coger un vuelo nocturno e ir a cualquier ciudad de Dios, lejos de todo. Se convertiría en un fugitivo, pero le daba ya igual. Tenía que huir. Era ahora o nunca. Seguro que había un lugar en el mundo en el que no le podrían encontrar. Pero estaba esa mujer que le volvía loco, Mireia… El secreto de sus ojos, le tenía embrujado. La fuerza del cariño que sentía hacía ella le impedía dejar todo atrás. Con ella era la dolce vita, pero tenía la muerte en los talones. Tenía que huir, notaba el peligro inminente pero a la vez sabía que era una cadena perpetua. Todo esto era un Match Point, un asunto de suerte, en esta jungla de cristal en la que estaba solo ante el peligro… Aquel incidente le había dejado bastante aturdido. Era como una película hablada, una de esas absurdas historias de Filadelfia.

En el calor de la noche, Aleix se puso la capucha de su chaqueta. Había quedado con Mireia en un hotel del centro, delante del nuevo cine al estilo cinema paradiso, al lado del casino. En el hotel, sonaba un piano. Era un aire de Amadeus. Justo cuando entró en el hall desierto, la pianista dejó de tocar, se levantó, se le acercó y le tendió un sobre. Aleix miró la mujer de rojo con aires de “Femme Fatale” y cogió el sobre. Dentro había una carta que ponía: “Abre los ojos Aleix. Eres uno de los nuestros. No conseguirás irte de aquí. Haz lo que debas. El juego es así…Está todo en tus manos.” y Aleix se sintió atrapado en el tiempo. Esto no acababa nunca. Cuando levantó la vista, la mujer ya no estaba. Otra infiltrada…
Había muchos infiltrados en este caso, el caso Wells. Eran 300, casi 300, 300 malditos bastardos, que se metían en la vida de los otros.

Todo sucedió una noche, cuando al subir las escaleras de su casa, alguien le puso una pistola en la nuca y le dijo: “adivina quién viene a cenar esta noche”. Aleix se puso nervioso. Jamás se había metido en problemas. Había 2 hombres más...Los tres hombres parecían, el bueno, el feo y el malo. El tercer hombre que parecía un American playboy abrió la puerta con unas llaves maestras y entraron en el apartamento. El hombre de la pistola, un tal Marty, el mensajero del miedo y que parecía un profesor chiflado, le dijo que sabían que tenía una mente maravillosa, y que podía memorizar un texto muy largo. Le iban a pagar mucho dinero si conseguía dar con un informe que buscaban ellos. Pero ¿quién quiere ser millonario, con dinero sucio y seguro que manchado de sangre? Después de dar con los documentos, le pagarían unas vacaciones en Roma, para huir de las presiones, y él siempre será el hombre que no estuvo allí, un presunto inocente. Como no era uno de esos sospechosos habituales, nadie sospecharía de él, pero no podría volver atrás al menos durante un tiempo. En caso de que no lo hiciera, o que no respetara la ley del silencio, tendría que atenderse a las consecuencias y su vida estaría marcada por la V de vendetta, sin perdón. Tendría que subir la cólera del hombre que mató a Billy el niño. Aleix no sabía quien era, pero se asustó. Por lo visto, el jefe tenía varios nombres, también le llamaban “El hombre tranquilo”, “el hombre de la lluvia”, “Oskar Schindler” o “el hombre de las mil caras”. Aleix pensó que tenía que usar el sexto sentido para salir de esta situación porque sabía que estaba bailando con lobos. Y entonces aceptó.
El caso era que tenía que conseguir un informe llamado Pelicano, y estaba en una carpeta púrpura, en el despacho del presidente del Club de la lucha, el multimillonario ciudadano Kane, Kane Wells, o Big Fish como le llamaban todos; Y todo, porque estaba en la lista de Schindler, el hombre de las mil caras. Aleix pertenecía al Club, lo que le permitía entrar en todos los despachos sin problemas. El informe Pelicano contenía información confidencial y códigos matemáticos. El truco final era que tenía que memorizar el informe, un informe que tenia que quemar después de leer. Todo esto era una psicosis. Él era un simple Taxi Driver que buscaba suerte, no el joven Sherlock Holmes.

Después de engañar la vigilancia de varios de los miembros del Club, Aleix consiguió entrar en el despacho del tal Kane Wells. Se sentía como un rebelde sin causa. Encontró muchas carpetas en uno de los cajones de la mesa principal. Aleix cogió la del color púrpura. La carpeta, tenía dibujado un teléfono rojo y llevaba escrito en dorado, la palabra Pelicano. La abrió y vio un informe policial titulado: "The Birds". Justo en este momento, oyó unos gemidos que venían del baño. Preso de pánico, su instinto básico fue salir pitando, pero los gemidos se intensificaron y Aleix abrió la puerta del baño. Una mujer yacía en el suelo, atada. La desató. Y la mujer medio inconciente repetía una y otra vez: “...Diamantes de sangre…diamantes de sangre…”. Así que la cosa iba de diamantes. Aleix la cogió en brazos, y salió del despacho.

La joven, una tal Mireia Carfay se despertó unas horas más tarde. Una chica frágil, con cara de ángel y con una inocencia que a Aleix, le conmovió. Y Mireia le explicó su historia. Ella, era una joven taquillera en una ópera de la ciudad. Los padres de ella, gente corriente habían muerto un día en un accidente en alta mar. Esto fue un crash, el hundimiento de su vida. En el orfanato, no tenía ningún amigo. Y fuera, todas sus amistades habían sido amistades peligrosas. Ella no era como las otras chicas, esas mujeres perfectas, que tenían pretensiones, pozos de ambición en los que ella no quería caer. Sólo estaba en busca de la felicidad, pero en su vida todo iba a contracorriente. Era una gran verdad. Una noche en la ópera, se presentó un joven apuesto que parecía Espartaco, y la invitó a salir. Después de las 50 primeras citas, ella se enamoró. Entre copas, él le decía cosas bonitas. La cosa más dulce que le dijo era que ella era su pequeña miss sunshine. Estaba hechizada por él. Ella solo quería vivir en un mundo de fantasía, pero el hombre resultó ser un caballero oscuro, un ilusionista. Porque en una cita en la que previamente se había probado casi 27 vestidos, presenció por accidente como mataba a otro hombre. Un recuerdo horroroso, y esto era la causa de que el joven, que se hacía llamar el gran Lebowsky, la atara y la dejara inconciente sabiendo que nadie la daría por desaparecida. Todo había sido un laberinto de mentiras. Para ella, todos los hombres eran a la vez ángeles y demonios. Era verdad que toda su vida había sido sonrisas y lágrimas, pero había habido más lágrimas.
La historia de Mireia le encarameló el corazón a Aleix, que ya tenía debilidad para las huérfanas y las chicas frágiles. Pobre Mireia, con su inocencia interrumpida. Le entraron una ganas locas de abrazarla y de protegerla, de aquí a la eternidad. Entonces él, le explicó su aventura. Le explicó que había leído el informe que ponía: "The Birds" y un anexo de fórmulas matemáticas llamado La Conversación, y que iba acompañado de unas fotos indecentes de un hombre de negro con una mujer que era una Lolita. Mireia, abrió los ojos como platos. Ella sabía de uno que buscaba un informe con unas fotos comprometedoras, el gran Lebowsky, el ilusionista.
Había, entonces dos hombres buscando el mismo informe. Se quedaron hablando hasta el crepúsculo, trazando un plan, un plan sencillo…
(A SUIVRE ...)

lunes, 16 de noviembre de 2009

CUANDO BAILA UN REY...


Querido amigo,

Sólo quería saber de ti. Y preguntarte por como te van las cosas. Seguro que mejor a ti que a mi, ya que tu largo silencio solo quiere decir que estás bien.

Sentada, hoy bajo el viento el atardecer, pensé en todas las menudencias de la vida. Agradecí al destino el hecho de hacerme conocer a alguien como tú, una persona con una visión, una perspectiva y un método de asimilación parecidos a los míos.

He mirado mucho, he observado mucho y querido amigo, esta mañana he llegado a la conclusión de que no nos libramos ninguno de querer caerle bien a la gente. He descubierto que los regalos abren muchos corazones, y que la gente siempre juzga con dureza a los de quienes piensan que no van a obtener nada.

Los reyes, igual que los ricos, siempre son alabados. Y como decimos nosotros, los ricos siempre bailan bien. Por muy mal que baile un rey, nadie le dice la verdad. Todo el mundo le miente. Sin embargo, supongo que debe de ser muy placentero ser rey o hijo de rey para que te alaben, para que te inviten a todo, que te digan lo bien que lo haces todo. Es mucho más placentero disfrutar de la dorada hipocresía que de la gris realidad. También me gusta ver como se regocijan los reyes y ya es de risa cuando se alaban a si mismos. Sé que te reirás de mí, pero te puedo asegurar que cualquier persona de este mundo alguna vez, ha visto bailar a más de un Rey. Solo hay que reconocerlo. Y son situaciones muy divertidas.

Lo peor es estar rodeado de reyes, sin ser nadie, o rodeado de ricos, sin tener los bolsillos llenos. A veces, me siento pobre cuando veo como alaban a los ricos. A veces me siento patosa y fea cuando veo como miran a los reyes.

Ya sabes que tú tienes mucha más capacidad que yo, de resolver conflictos personales, ya que tu tienes más experiencias. Yo solo me siento cansada ante los enigmas psicológicos.

Querido amigo, creo que he perdido un poco el sentido de la realidad. Creo que ya ni sé donde esta el límite entre lo que está bien y lo que no está tan bien. Me equivoco mucho, pero intento entender esas situaciones, cuando baila un rey. Pero ya se sabe... Muerte a quien injurie al rey.

Amigo, solo quiero que sepas que a veces, no me siento tan sola como hoy que me senté a escribirte. Yo sé que tú piensas como yo. Como me gustaría que estuvieras ahora aquí y partirte de risa conmigo al ver como bailan estos reyes que tengo delante y como se arruinan los ricos al intentar regalar todo lo que tienen, como se rebajan sus admiradores para estar en la gracia de ellos. Interactuaciones puras.

Querido, sé que disfrutarías tanto como yo al ver como baila un rey…

Cuídate.

Me alegraría saber de ti.

Como decimos en Paris, mil amores querido amigo.

Pasaje de "Cartas a un amigo, de Las cartas de Yaïvi"