jueves, 30 de diciembre de 2010

¡ FELIZ AÑO NUEVO !

Cuando se acaba un año, hacemos un balance de pérdidas y de ganancias y nos sorprendemos de lo rápido que ha pasado el año y de la cantidad de cosas que hemos vivido. También hacemos un recuento de lo bueno, de lo malo, comparando año con año…
Y es triste, porque al final, muchas veces, sólo nos fijamos en las cosas que no nos han ido bien.

Y por esto, en una fecha tan señalada, le presento todas mis excusas al 2009. Pensaba que era un año horrible y ahora con mi balance, las cosas no me cuadran.

Cuando se acabó el 2009, yo me alegré. Y me alegré porque me dejó exhausta, exhausta y triste. Me dejaron agotada, los baches emocionales, las simas profesionales, los naufragios sentimentales… Despedí con solemnidad, jubileo y conmemoración al 2009 porque le consideré un pésimo año. Le acusé con gritos y abucheos de mi fracasada situación sentimental, porque me dejo sola bailando, cuando mi caballero desapareció de repente de entre mis brazos. Le culpé entre bramidos y clamor porque me dejó con deudas, deudas emocionales, pero deudas al fin y al cabo. Me enojé porque se llevó a mucha gente que yo quería, les quitó de mi vida apagando unas amistades que podían haber sido pletóricas. Se las llevo todas, todas aquellas amistades. Y lo tengo aún tan reciente que podría poner nombres, caras y lugares... Le grité al 2009 porque me dejó con ganas de huir, de dejarlo todo, de abandonar, de alejarme…

Despedí al 2009 con una ceremonia con la misma exaltación que si del baile de la hoguera se tratase. Y me pasé los primeros días del 2010, olfateando feliz, a ver si notaba en el aire todo lo bueno que el destino me reservaba, igual que aquellos años que aún recuerdo con una sonrisa.
Ahora me doy cuenta de que no son los años, sino nosotros. La culpa de nuestros males, la tiene la madurez que vivimos y las responsabilidades que año tras año se van acumulando.

Y exactamente como en la continuidad de mis inquietudes, el 2010 fue la continuación del 2009. Años consecutivos y no bisiestos pero igual de parecidos y cuadrados. Me llevé una gran decepción cuando vi que el 2010 era sólo un año más. Mis mil nuevas proposiciones, se quedaron en nuevas proposiciones. Mis mil deseos se quedaron en deseos. Yo me esperaba cosas, cambios, subidón personal… Pero el 2010 sólo era lo que sigue al 2009. Seguí igual de perdida que siempre, sólo que con un año más. Seguí sintiéndome igual que siempre, y me vi a la víspera de otro año, igual que en el 2009, intentando digerir la oscuridad que se dibuja encima de mis lunas.
Año de tsunamis, y de huracanes que me baldearon de un lado a otro. Año de futilidades que nos alejan de nuestra suerte diaria. 2010, año de sequía, año de desazón, de turbación, de congoja y de insipidez, año de de discusiones, de un alto grado de nerviosismo y de autoinculpación. Año ominoso, año nefasto. ¡Sí! También aborrecí el 2010.

Y por esto le presento mis excusas al 2009. Y no pienso esperar nada del 2011. Dicen que:

Grado de Satisfacción = Grado de Necesidad – Grado de Expectativas.

Cuando más alto es el grado de expectativas, menor es la satisfacción porque son inversamente liados. Por esto quiero tener muy pocas expectativas de este 2011. No quiero esperar ningún milagro. No quiero esperar nada. No quiero pedir nada. No quiero ningún propósito, nada. A ver si lo podré cumplir, porque sé que en la fiebre de la noche del 31, uno empieza a desear cosas grandes, sin freno, y sin darnos cuenta empiezan a subir las expectativas que también a su vez están, proporcionalmente liadas con las copas de champagne.

Sólo quiero un año nuevo, que me dé lo que necesito y no dependa de mis expectativas.

Os podría desear muchas cosas pero sólo os deseo que el año nuevo os dé lo que necesitéis… Todo.

¡FELIZ 2011!

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martes, 21 de diciembre de 2010

INMIGRANTE Y EXTRANJERO.


Una vez, a un taxista, le encomendaron ir a buscar a un grupo de extranjeros, entre los cuales yo, para un evento en un canal de televisión. Habíamos quedado en un sitio céntrico de la ciudad donde había turistas de diversas partes de mundo, gente de todo tipo. Un punto bastante conocido para las quedadas.

El grupo estaba compuesto, entre otros, por una amiga mía de la India, un chico pakistaní, una africana… Estuvimos esperando un largo rato, pero no aparecía el taxista. La mujer de producción, del canal en cuestión, no paraba de llamarnos para que diéramos nuestra localización exacta, porque el pobre taxista estaba dando vueltas y no nos encontraba… Pero diéramos la localización que diésemos, el taxista no nos veía. Estábamos en el mismo sitio que él, pero no nos veía. Nos pusimos en un sitio altamente visible y nada de nada. Hasta que al final, nos dieron a nosotros, su descripción y le vimos enseguida. Cuando le dijimos que éramos nosotros, se quedó perplejo y dijo: “Ya os había visto antes pero es que me dijeron que era un grupo de “extranjeros”.

Él iba a todos los grupos de franceses, alemanes y demás y les preguntaba: “¿Sois vosotros…?” y le decían que no. No se le ocurrió acercarse a nosotros. Para él, como para mucha gente, un grupo con gente africana, o hindú o pakistaní era un grupo de inmigrantes, no de extranjeros.

En la realidad social, las etiquetas para los que cambian de país, se dividen en dos. La de “inmigrante” y la de “extranjero”. Según el diccionario, el inmigrante es el extranjero que llega para quedarse. Todo inmigrante es extranjero pero no todo extranjero es inmigrante.
Pero ¿es inmigrante un francés que viene a vivir a España? ¿Es extranjero un guineano que está de turismo en Alemania? Pues no. En efecto la realidad social ha hecho su propia definición de estos términos tan simples y los ha reducido a la condición personal de cada uno. Los términos se adjudican en función del lugar de procedencia del que cambia de país. Los extranjeros son los que vienen de la Unión Europea sea o no sea de turismo y los inmigrantes son los que vienen de los países de economía inestable, aquellos que a veces se catalogan de “países subdesarrollados”. Definiciones clasistas, que vienen basadas en las informaciones de pobreza infinita que difunden los medios de comunicación y la imagen que dan de los que vienen de los países del sur.

Es inmigrante el senegalés, el camerunés, el guineano, el maliense, el togolés, el ecuatoriano, el beninés, el paquistaní, el peruano, el colombiano, el marroquí… y es extranjero el francés, el inglés, el alemán, el americano… Hemos llegado a tales niveles, que la cosa incluso a veces, ya no es de raza sino por la pena que da cada uno. El inmigrante da más pena que el extranjero.

Inconscientemente, clasificamos y etiquetamos. La palabra “inmigrante” ahora se ha vuelto tan negativa, que brota y sale de las bocas cual insulto, de manera perversa y despreciativa. Y se distingue, se califica, se etiqueta, se cataloga despectivamente y de manera ofensiva según las necesidades del país de acogida. Porque si un negro es rico, inmediatamente adquiere carácter distinguido de "extranjero" como si de un título de un ilustre linajudo y noble aristócrata se tratase. Por esto Eto’o no es un inmigrante, pero sí lo es cualquier otro camerunés que no tiene un alto nivel de vida.

La palabra “inmigrante” ha adquirido unas connotaciones peyorativas, aunque la mayoría de los inmigrantes este con la espalda curvada trabajando en los campos de cultivos, haciendo trabajos que nadie quiere hacer, mientras que los que denominan "extranjeros" se divierten, cada cual a su manera: museos, paseos, sangría y juergas. Muchos muy cívicos y educados, otros no, pero como en todos los sitios. Vale que estos extranjeros de países  ricos contribuyan en la economía como una exportación de servicios españoles, factor positivo para el PIB. ¡Vale! Pero es que los inmigrantes de países pobres hacen eficiente la economía española permitiéndole producir y consumir, más, a bajo coste. Pero a pesar de todo, su puesto en el PIB tiene más carácter de importación.

El PIB. Indicador imperfecto, Producto Interior Bruto.

PIB = C + I + G + X – M

Con C de consumo, I de inversiones privadas, G como gasto público en bienes y servicios, X de exportación e M de importación.

Pero según la BAE, el diccionario de este blog, El PIB es el Plan de Incremento de Bienestar.

PIB = Convivencia + Información + Generosidad + eXpresión – inMoralidad.

Pero qué pena que para mucha gente, el PIB sea:

PIB = Capitalismo + Individualismo + Gastar + eXtranjeros – inMigrantes.

Así va el mundo. No se gana nada con codicia, individualismo, egocéntrico y despreciando a unos grupos sociales. El crecimiento real viene basado en una buena convivencia, respectándonos con generosidad, inmigrantes, autóctonos y extranjeros; Con una información real, una sociedad de libre expresión y mucha, mucha moralidad.

El Plan de Incremento de Bienestar es lo que nosotros queremos que sea. Pero tenemos que cambiar cuanto antes la definición que le damos a algún que otro concepto.
¿Inmigrante y extranjero? Lo importante no es como identificamos a la gente, sino como los vemos.

Inmigrante y extranjero.

El enfoque social de unos, parece más importante, y el de otros oscuro y triste. Pero, que los que miran y disfrutan dejen de murmurar, de calumniar, de difamar y de desacreditar. Porque entre el alemán que viene a gastar su dinero, y el senegalés que trabaja con sus manos ásperas y duras y con horario extenuante, sólo hay una diferencia. La aportación de uno parece más importante que la del otro. Pero en el fondo...

... El merito moral es el mismo.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

VISCA CATALUNYA !

Porto molt poc temps en Europa i encara que hi hagin hagut coses que em van costar, en vaig aprendre unes altres a gran velocitat. Visc a Catalunya, un bonic país, situat just a sobre dels Aires Valencians, al sud-est del País Basc, a sota dels alts i freds Pirineus y mig circumval•lat pel mar mediterrani.
He vist moltes coses per la televisió, he llegit moltes coses als diaris i la tafanera que sóc ja se n’ha enterrat de totes les mogudes i de tot el que passa aquí a Espanya. Sé que moltes regions espanyoles estan molestes pel patriotisme català. Però per què?
Els catalans son patriòtics. Defensen la seva terra, defensen la seva llengua, defensen la seva cultura, defensen allò que és seu. Però moltes vegades, les informacions que arriben son mal interpretades i això gènera odi regional.

Jo admiro el patriotisme català.

Admiro que un català digui que s’ha de parlar català. Admiro els catalans per fer de Catalunya una nació, un país. Admiro els catalans que prevalen, abans que tot, lo seu. Admiro els catalans que fora de les seves terres, s’encenen quan algú parla malament de la seva gent. Admiro els catalans que son catalans, patriotes fins el final. Catalans que estimen la seva terra, catalans que estimen la seva llar, catalans que estimen el seu menjar, catalans que estimen la seva gent.
Admiro tot això perquè jo he descobert el que és realment el patriotisme aquí a Catalunya i m’agrada. Un sentiment net i pur que neix des de molt endins. Jo ni sabia que alguna cosa així existia. I nosaltres, pobres dahomeensos, que ens pensàvem que ser patriòtic era saber una estrofa del himne nacional.
Admiro el patriotisme català i penso que si els africans, fóssim més catalans, la nostra història avui, seria una altre. Nosaltres no som tan patriòtics. Mai ho hem estat amb tanta consciencia. Ens hem deixat sempre regir per les lleis dels blancs.

En la nostre Història, la del Dahomey, va haver una època en la que les nostres llengües vernacles estaven prohibides i es castigaven als que les parlaven a l’escola. Entenc que era o és una metodologia pedagògica sana, per a inculcar-nos l’ idioma dels blancs considerat oficial. Però calia deixar els nostres de banda? I molta gent renega de les seves pròpies llengües o dialectes perquè és més “chic” parlar francès o qualsevol altre idioma de blancs. Com ha de ser “chic”? si ens coneixem tots i sabem en quines condicions penoses vivim.

La falta de patriotisme ja era evident en l’època dels colons. Com vàrem poder no lluitar per defensar les nostres terres? Com vàrem poder no lluitar per defensar les nostres riqueses? Com vàrem poder no lluitar per la nostra autonomia, la nostra cultura, els nostres drets...? I lo pitjor és que desprès de tot això ens vanem de gaudir de les pràctiques europees. Què passa? Es que tenim orxata en les venes? Els negres, som massa conformistes. Encara que en el país de les amazones, en el antic Dahomey, hi va haver un rei, el rei Behanzin, un dels únics reis nacionalistes que va dir “No” a tot.


No a la entrada de colons.
No al robatori de les nostres terres.
No al maltractament infligit a la nostra gent.
No a la venta d’esclaus.

Els hi va dir als colons, que ja teníem les nostres lleis, les nostres costums, que ja vivíem en harmonia i que no necessitàvem ni fusells, ni pintes, ni miralls a canvi d’homes esclaus. Behanzin va haver de lluitar amb un exèrcit de dones, les amazones del Dahomey per recuperar allò que era nostre. Ràpidament el van capturar, deportar i empresonar fora del seu propi país. Behanzin va morir exiliat. I crido. Amb quin dret van venir aquells francesos als feliços poblets, apropiant-se de tot amb l’excusa de la falta de civilització?!
I igual que aquell rei, van haver-hi molts altres patriotes, anteriors i posteriors lluitant sols contra tot. Ja ho va dir Behanzin. “Es realment victoriós, l’home que s’ha quedat sol, però que segueix lluitant en el seu cor..” Recordem Thomas Sankara, El hadj Omar, Soundjata Keïta, Samori Touré, Bio Guerra, Lumumba, El Saddath, i com no, Mandela.
Grans noms de grans homes. Lluitadors patriòtics, als que s’han d’afegir grans escriptors que en un intent de inculcar-nos una mica de patriotisme ens explicaven les històries de lluitadors com “Bakayoko” del llibre “Les bouts de bois de Dieu” de Sembène Ousmane. Quantes vam sospirar per Bakayoko? Quants vam sentir ràbia al llegir aquella bufetada magistral que va propinar Dejean, el cap blanc al nostre Bakayoko? Però aquesta ràbia se n’anava tancant la tapa d’aquell llibre. Orxata és el que tenim a les venes. Orxata o suc de carbassó. Es que sinó, no ho entenc. On és aquest sentiment de furor i de santa còlera que tenien les amazones? On són aquests ànims de patriotisme?

Si hi hagués hagut més “Bakayoko” o més reis com aquell rei nacionalista o si tots nosaltres africans ens deixéssim envair per aquest sentiment català, les nostres fronteres no serien avui unes línies rectes i antinaturals, marcades amb regle i els nostres països repartits com llaminadures sense cap vot nostre.
Mai hem defensat el nostre idioma. Mai hem defensat les nostres riqueses i seguim sent pobres, tot i que subministrem matèries primeres a molts països. Mai hem defensat res. Ja ens va bé viure amb les costums dels altres, deixant de banda les nostres que van desapareixent poc a poc. Només ens enorgullim de noms de grans patriotes africans, i el nostre orgull es queda en un patètic orgull.

El africans hauríem de ser més catalans.

No conec en profunditat la història de Catalunya, però estic segura de que qui defensa la seva terra, ho fa perquè en algun moment, el van privar dels seus drets com a propietari d’aquesta terra o d’allò que és seu.
Jo admiro el patriotisme català.

I es que quan has provat el pa amb tomàquet i la crema catalana, quan ja has vist les valls verdes del nord de Catalunya, la amabilitat de les avies catalanes i el riure català que porta impregnat calor, presència, tenacitat i una mica de tossuderia, doncs només et queda inflar el teu pulmó i cridar “Visca Catalunya !”.

Tant de bo fóssim tots així de patriòtics. Jo admiro el patriotisme català.

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martes, 14 de diciembre de 2010

LOS WESTERNUNIONEADOS.

Hay un viejo adagio africano que dice que: “Él que come huevo, no sabe que a la gallina le duele el culo” queriendo decir que cuando disfrutamos de las cosas, muchas veces no nos paramos a pensar lo que le habrá costado al que las produce.

Todo el mundo se piensa que los principales problemas de los inmigrantes son la integración, la lengua, el cambio de ambiente, el cambio de valores, el individualismo… Lo que no sabe la gente es que los inmigrantes se topan con un problema mayor: los "Westerunioneados".
En efecto, él que cambia de país se convierte en una Ong, un banco de devisas para su gente. Y muchos, unos por pena y otros por una cuestión de ética y de honor envían dinero por encima de sus posibilidades privándose ellos, de todo.

El problema, como siempre, se basa en la visión que tenemos todos de Europa. El país de los blancos es un país de ricos. Y cualquiera que llega a vivir en el, se hace rico. Aritmética pura. Los amigos y familiares que se han quedado al país se imaginan la vida del que se ha marchado y le ven rodeado de lujos, de luces, enjoyado en condiciones riquísimas y no paran de pedirle ayuda.
Y teniendo en cuenta que las familias africanas son extensas y que siempre hay una tía o un primo por conocer, las ayudas son diversas: ayuda para la escolaridad de algún hermanastro, ayuda para el entierro de alguna tía, ayuda para pagar una deuda colosal, ayuda para gastos de hospital de algún tío enfermo… Ayuda para cosas que sólo se solucionan con dinero. Y el pobre inmigrante que sufre para subsistir día tras día en Europa, se sacrifica para el bautizo de su primo lejano, pasa frío rehusando encender la calefacción, para ahorrar para la boda de su prima. Se priva de todo. No se compra ropa, no sale, gasta lo mínimo para mandar dinero a casa. Se vuelve el único sustento de toda una gran y larga familia que no le entiende cuando dice que “Europa es difícil”.

Y algunos se aprovechan. Cada vez que llaman, se oye “llevamos días sin nada de comer”, “los niños no comen pero te quieren un montón” “Déjalo hermano, no pienses en nosotros” "¿Qué es la pobreza comparada con nuestra dignidad?... Frases calculadas y medidas por expertos chantajistas que viven encerrados en un mundo limitado y corto de luces, en el que el pensamiento básico es que si vives en Europa, tienes dinero. Incluso a veces son los propios familiares que presionan. Y otros dicen “ayúdame a ir a Europa” sin imaginar la imposibilidad y la dificultad del hecho. La cosa a veces incluso va más allá y roza lo ridículo cuando algunos primos o amigos, piden objetos carísimos, que ni el inmigrante se puede permitir: cámaras de ultimísima generación, ordenadores ultramodernos y recién salidos al mercados, ropa de marcas caras, móviles inteligentes… Piden de todo. Se saben incluso los nombres de los aparatos antes de que salgan al mercado.

Todo esto también viene provocado por la imagen que se dan algunos, que viven en pésimas condiciones en Europa y que sin embargo, al volver a África, gastan lo poco que tienen y viven a todo lujo, con cochazos, invitando a todo dios a una ronda, repartiendo billetes a diestro y siniestro, caricaturizando una imagen de un inmigrante que se ha hecho rico en el país de los blancos y de “me he ido sin nada y he vuelto con todo”. Así se siente adorado. Todo el mundo le alaba por rico. Se siente admirado pero entra en un bucle del que no puede salir y en el que no puede parar de gastar para no defraudar a sus fans interesados. Y la gente se piensa que todos los inmigrantes viven bien y piden y piden y no paran de pedir sin pararse a pensar lo que le cuesta al otro conseguir el dinero.

Y el inmigrante no para de mandar remesas, una tras la otra, y más y más…

Cuando estás lejos, todo te parece más grave. Vives en alarma constante de perder a la gente que quieres, de no volverlos a ver y ya no puedes dormir cuando te dicen que alguien está enfermo. Y no descansas hasta mandar todo lo que tienes de ahorro para los gastos de enfermedad aunque te digan que sólo tiene un simple catarro. Te sabe mal que uno no vaya a la escuela por falta de medios, porque ya has aprendido en Europa que la educación es la base de todo. Te sabe mal que la familia de tu tío no tenga nada... Te sabe mal todo y al estar lejos todo te parece más grave.
El inmigrante es la persona menos egoísta que se puede conocer. No puede pensar en sí-mismo y se sacrifica por todos los suyos. Envía la mitad de lo que gana porque le sabe mal que su gente sufra. Se convierte en una Ong por su pobre corazón que sufre por todos los demás, simplemente porque no les ve. Y esto le imposibilita a él avanzar o ahorrar para vivir mejor.

En los países africanos, los “westernunioneados” son los que viven de remesas que les mandan sus familiares que residen en los países del norte. Muchos valoran el hecho de recibir ayuda del exterior pero muchos otros se apalancan en su nueva carrera de westerunioneado y viven muy bien, a costa de otros que viven en la más casta de las posibilidades. Todo de gente que comen huevo sin saber que a la gallina le duele lo suyo ponerlos. Chupan del pobre inmigrante sin saber todo lo que le cuesta ganar su dinero en una sociedad que no es lo que muchos nos pensamos que es. Algunas veces, hay algún familiar generalmente las madres como la mía que siempre dice: "Hija, por mí no te preocupes, que yo estoy en mi tierra y de hambre no me moriré."

Muchos se sacrifican enormemente sin pensar en volver atrás, porque significaría fracasar y ser la vergüenza de la familia. Y lo más grave es que no habrá ayuda ni sostén moral de nadie porque nadie entenderá que haya vuelto. Comportamiento injusto hacía alguien que antepone toda su gente, a él mismo.

Sufres allí y sufres aquí.

Decididamente, no hay reposo en la necesidad.



lunes, 6 de diciembre de 2010

QUERIDA RUTH.

Querida Ruth,

Recibo hoy tu carta después de casi diez años sin saber nada de ti. La última vez que nos vimos tú eras una joven muchacha sudanesa perdida en Egipto y con la esperanza de que el ACNUR te diera el estatus de refugiada y tuvieras por tanto el derecho y los medios de reasentarte en los Estados Unidos. Hoy eres una mujer hecha y derecha, con un par de niñas y un divorcio a tus espaldas... y con un claro sentimiento de desilusión que salta a los ojos.

Recuerdo que en aquellos días cairotas en los que hablábamos sobre el futuro, tú nunca me creíste cuando te dije que el “mundo civilizado” era bastante diferente del que veías en las películas. Tanto tú como tus amigos os creíais todo lo que salía en la maldita pantalla. Ni todo el mundo tiene una casa, ni un jardín maravilloso, ni se atan los perros con longaniza. No te esperabas que en medio de tanto adelanto tecnológico y tanta opulencia pudieras encontrar tanta pobreza y tanta falta de solidaridad en aquella tierra de promisión. Ni que decir tiene, que nunca comprendiste el porqué de mi escepticismo. Ahora puedes ver claramente lo que en aquel tiempo te resultaba indescifrable y no te duelen prendas ahora en reconocer tu error de cálculo.

En aquellos días, recuerdo cuando te dije (y todavía lo mantengo) que si tuviera que ser pobre, preferiría serlo en África mejor que en Europa o los Estados Unidos. En África, cuántas veces lo he podido ver, siempre puedes recurrir a un pariente, un primo, un allegado que conoces sólo de nombre, alguien de tu tribu o de tu región... en el primer mundo cuando se trata de “problemas económicos” de la parentela es casi un tabú estar más de dos días acogido en la casa de alguien, parece como si uno molestara. En la cultura que me vio nacer, tan diferente de la tuya , la pobreza es mucho más vergonzante, se sufre en silencio intentando aparentar lo más posible para no dar pie a comentarios hirientes o humillantes en el vecindario o la familia. La pobreza en África es más fácil de sobrellevar porque es más compartida y puedes encontrar más fácilmente alguien que te ayude en tus estrecheces. Esa frialdad y esa soledad de un mundo profundamente individualista es la que has encontrado todos estos años en esa sociedad que tanto ansiabas conocer.

Las historias que me cuentas de estos años pasados me suenan a aquella canción de los años 70 que hablaba de “Gigi L'Amoroso”, aquel play-boy italiano que salió de su pueblo queriendo comerse el mundo y volvió de los Estados Unidos como un fracasado y con el rabo entre las piernas. Salvando las distancias, lógicamente, en tus palabras encuentro también no sólo la desilusión ante una realidad tan materialista y tan inhumana, sino también la profunda sensación de verte prisionera en ese país de adopción ya que estás ahora rodeada de parientes que llegaron poco a poco después de ti como en un goteo de burocracias y de suerte y que son ahora para ti un lastre ya que te impiden volver a esa África a la que es obvio, echas terriblemente de menos...

Te creo, Ruth, sé que ahora que has visto el otro lado del mundo te mueres por volver a tus orígenes y poder mostrarle a tus hijas paisajes y rostros que les serán completamente desconocidos e incluso inescrutables. Ojalá que lo consigas, ojalá que puedas dar el paso y volver a África para servir a tu gente. Ojalá que un día la visión de ese mango al lado de la casa de tus padres, de ese atardecer en la sabana o la melodía de un orgulloso pastor dinka que elogia la majestuosidad de su rebaño sean capaz de borrar para siempre la nostálgica y profunda tristeza de tus ojos.


Escrito por Alberto Eisman, autor del Blog "En Clave de África": http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php

Gracias Alberto

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