lunes, 29 de noviembre de 2010

LOS QUE NO CUENTAN.

Esta imagen de arriba, es la Carta de Presentación de una asignatura de proyectos gratuitos de arquitectura para África; Asignatura impartida por mi amigo Víctor, profesor de Urbanismo y Proyectos. La carta de presentación de la asignatura muestra un mapa de la distribución de iluminación nocturna de la tierra, con unas imágenes que dejan intuir que la idea es construir en África donde Víctor ya ha hecho varios proyectos como la rehabilitación del hospital de Bolondo, la escuela Doce de Octubre de Malabo, una guardería en Velingara, Senegal y muchos más…
Víctor es sencillo, leal hasta al final, muy generoso sentimentalmente a la vez que empático con los demás. Riquezas humanas, riqueza humana. Perspicaz, astuto e ingenioso, Víctor tiene un poder de convocatoria brutal y siempre que puede, pone su granito de arena para ayudar a los demás. Enamorado de África y de Senegal por lazos sentimentales, se curró este bonito póster de arriba para su asignatura.

Me gusta ver que en este país hay gente como Víctor, gente como vosotros, que vive África muy a dentro. Me gusta ver que en España hay mucha gente enamorada del continente negro, gente que sabe que los seres humanos, son seres humanos, más allá de su procedencia.

África latiente, la África real, África nuestra.

Pero como era de esperar de un ser ingenioso, el póster de Víctor tiene una trampa. Tan claro y tan evidente y sin embargo no salta a la vista. Mucha gente no lo ve. Sí, el póster de arriba tiene algo raro. Muy pocos lo adivinan. Mucha gente ha mirado este cartel y no ha notado nada. Ni haciendo "Click" en la imagen y engrandeciendola, lo ven. Nada de nada. Igual que muchos lo estarán mirando ahora, devanándose los sesos sin llegar a ver qué tiene esta imagen. ¿Qué tiene de raro? Un mapa de la iluminación nocturna del mundo y dos imágenes abajo.

¿Qué será?

Pues tan sencillo como real. En el Póster de arriba, no sale África. En su determinación de sensibilización, Víctor ha eliminado África del mapa y sin embargo mucha gente no lo nota.

África no existe.

Y lo digo sin rabia, sin profundidad de sentimiento y sin ninguna nota de rencor. Es así de simple. África nunca cuenta y mucha gente ni se da cuenta.

África está ausente, ausente en las noticias. No tiene ninguna presencia en casi ningún organismo internacional, y no porque no participe, sino porque los medios de comunicación no le dan voz. África está ausente en la educación, cuando los alumnos se saben la guerra de Independencia de los Estados Unidos y desconocen la existencia de los genocidios en Rwanda. África ausente en la crisis económica mundial, ausente en la toma de decisiones de los países sobre el mundo. África con una imagen de evolución cero y de incapacidad de autonomía y de impulsión, a pesar de tantos años de ayuda económica. Un continente que no tiene la implicación de los países influyentes a pesar de su dudosa democracia y de sus gobiernos corruptos. África no existe porque no es ninguna potencia peligrosa, ni tiene recursos económicos. Es tan poco el interés, que mucha gente sería incapaz de ubicar el 30% de países del continente. Es tan poco el interés que aunque no esté el continente, hay gente que no se da cuenta. Hay otros que se dan cuenta, pero pasados unos segundos tirando a minutos.

África ignorada, África olvidada, África ausente en nuestra mente.

Continente rico del suelo por abajo, pobre desde el suelo hacia arriba y proveedor de materias primas, aunque parece que no tiene nada que aportar al Mundo. Un continente del que se sabe poco, muy poco, pero que contiene una riqueza cultural y tradicional, con sus más de 2000 tribus, su geografía, su Historia, sus ríos, sus montañas, su población… África, como cualquier otro continente. Enseñad la imagen y veréis que mucha gente no se da cuenta. Y no es una ilusión óptica, es simplemente que África no cuenta.

Y me viene a la cabeza, aquella cita que decía: “Dios, cuando el rey de los judíos te persiga y Europa y América del Norte niegan tu existencia, recuerda que tienes un sitio no sólo en Egipto, sino en todos los barrios de África…Cuando Europa y América te fallen y olviden a África, recuerda que África es un lugar de refugio…”

África es la vecina ignorada, un continente mucho más cerca que otros, y sin embargo desconocido e inexistente en nuestra vida cuotidiana, inexistente en nuestra mente. Un continente poco conocido, que requiere nuestra mirada.

¿Qué habrá que hacer? A lo mejor hay que empezar por allí, igual que lo hizo Víctor.

La imagen real es la de abajo.

Página de Víctor: http://novesinfraestructures.wordpress.com/
http://yaivi.blogspot.com/

lunes, 22 de noviembre de 2010

PORQUE ESTO ES ÁFRICA

Nos hemos pasado media vida, con informaciones distintas de diversas fuentes y de diversos países. Y estas informaciones hacen que cada uno tenga su opinión respeto a las realidades de los otros países.
En África, la visión que tenemos de Europa, es la que nos dejan entrever y otear en las series importadas, los documentales, las películas; lo que leemos en los libros, lo que nos explican los que han emigrado... Somos influenciables. Y por esto muchos africanos, ven Europa como un El dorado, un país de luz, un panorama de montañas verdes que se perfilan al horizonte, gente bien vestida, destilando bienestar. Aunque muchas veces la información está censurada, porque nunca vemos a gente fumando o escenas de cama, lo que nos llega es una Europa rica y atrayente.
Yo siempre había pensado que aquí, en Europa, la idea que se tenía de África era la de nuestra realidad diaria; África agobiante, con sus motos, sus aire contaminando, sus mercados ruidosos, sus sonrisas, sus telas multicolores…

Pero me equivoqué.

Una vez, desde mi sofá europeo haciendo zapping, vi un documental sobre África. Me quede pasmada al ver a niños medio muertos de hambre con moscas alrededor, la barriga hinchada, enfermos de Kwashiorkor y otros, raquíticos llorando con un hilito de voz aguda y rara. Me quede helada, con el ceño fruncido ante la cantidad impresionante de basura, montaña y montaña de mierda, con gente alrededor en la más natural de las rutinas. Niñas acuclilladas con las manos en el mentón, perdidas en su pensamiento, sin inocencia. Me quede horrorizada viendo mercados pobres y color tierra, con mujeres tristes et hombres cargados, todos vestidos de harapos, pueblos con casas de tierra batida, y niños con tapa-rabos. Me emocioné al ver a hombres viejos cargados como mulas tirando de vacas o de asnos famélicos. No vi ninguna estructura, nada. Me dolió el corazón al pensar que aún había gente que vivía así en África, gente que vive en condiciones horribles y nefastas en todo un país.

Me dolió y esperé que toda esta gente, pudiera tener ayuda humanitaria y me desconecté de las imágenes pensando si alguna vez toda esta gente saldría de esta pobreza. Y de repente me quede de cuadro y volví a la realidad. La voz en off, con un deje de pena de aflicción y de amargura, con un tono lloroso y lavado por el padecimiento, dijo el nombre de mi país. Dijo que era mi país. ¿Mí país? Esto no era mi país.

¿Dónde están las imágenes de mi ciudad? ¿Y las de mi pueblo? ¿Dónde están las calles y los caminos asfaltados que recorría yo cada día para ir a la escuela? ¿Dónde? ¿Dónde están los hombres con prisa en sus motos, mujeres con sus coches y sus trajes de mil colores y dibujos extravagantes? ¿Dónde está nuestra dignidad? Este no era mi país. ¿Dónde están los mercados en ebulición? ¿Y los niños vestidos a la última moda semejante a la de los negros americanos de principio del siglo pasado? Este estilo que para nosotros es todo un derroche de glamour y de finura. ¿Dónde están los niños mofletudos y con un gorgojeo anticipando un chorro de voz ligado a la buena alimentación a base de maíz, garbanzos, arroz, soja, leche en polvo, peces ahumados y cáscaras de huevos? ¿Dónde están los edificios horteras con sus señales luminosas? ¿Y esas calles con ambiente que cada noche zumban de ruido de la muchedumbre? Y, vale que los pueblos no sean como las ciudades, pero es que este no era mi país, En los pueblos pobres del Dahomey, la gente sonríe. ¿De dónde habían sacado estos vertederos que eran hectáreas enteras de mierda?. Este no era mi país.

Me quedé sorprendida preguntándome porque ponían esas imágenes y no las otras, las de la gente en su rutina de cada día, yendo a trabajar, de fiesta como cada noche en Cotonou, imágenes de los locales llenos a rebosar de gente bebiendo y charlando como en los bares de la Gran Vía. ¿Por qué estas, que no dejan entrever ni un atisbo de modernización o de avance social, sino una vida de pobreza infinita y sin ningún futuro? Esto no era mi país. Yo jamás había pasado por aquellos sitios que veía en la pantalla. Y anda que no me he repasado los diversos rincones de mi tierra.

Mi país no es el país de los niños raquíticos. Y el Kwashiorkor ya ni entra en nuestro vocabulario. Tenemos centros comerciales, tenemos escuelas, tenemos gente que se viste con pantalón y camisa, mujeres con minifalda y cinturones a juego, peluquerías llenas, tenemos buses, tenemos taxi –motos, tenemos servicio de agua y electricidad, tenemos sedes gubernamentales, desfiles de moda, festivales de cine y de teatro, bancos... Y perdonen que enumere cosas tan banales pero es que en el documental, no salía nada de esto. Tenemos todo esto, aunque no tan moderno tecnológicamente, como aquí. Claro. Pero en aquel documental sólo salía una imagen de un África triste, irreconocible para los propios africanos. Un África no sólo pobre, sino acabada y aplastada bajo el peso de las enfermedades virulentas y de la pobreza enfermiza.
Y esto me llenó de rabia.

Pensé que a lo mejor ponían estas imágenes para incitar a las Ong’s o a la sensibilidad de la gente para que donen para las ayudas humanitarias, pero no se me alivió la rabia. Pensé que así, a lo mejor era la única manera que tenían de sensibilizar a la gente de aquí de que había mucho que hacer en África, pero no se me alivio la rabia. Pensé que a lo mejor esto existía realmente en mi país, pero no se me alivio la rabia. Pensé, reflexioné, medité, cavilé, consideré, razoné pero no se me alivió la rabia. Un sentimiento de furor sordo que me subió desde el más profundo de mis entrañas, como cuando te mienten y lo sabes, como cuando no puedes hacer nada para responder a un insulto humillante. Es que mi país no es así. ¿Qué necesidad hay de dejar todo un país reducida a esta imagen? Todo un continente minimizado a esto. Tiene que haber otras maneras de sensibilizar... ¿Qué pasa? ¿Los que ayudan o apadrinan no lo harían si no vieran imagenes de este tipo?

Es que por muchas razones que le pusiera para poder justificar aquel documental, no conseguía que se me fuera a rabia y el enojo. Y me acorde de CAD PRODUCTIONS con su documental sobre la inmigración, cuando Phillipe me dijo que ellos querían sensibilizar a la gente frente al problema de la inmigración y no con los mismos documentales de siempre en los que se ven a negros en pateras, con la boca seca o trabajando en los campos de cultivo, sino una imagen diferente porque “hay gente que viene aquí y vive, trabaja, cotiza y tiene una vida como los de aquí”.¿Por qué no hacen como los de CAD, un documental diferente sobre los países africanos con nuestra realidad de cada día?, para que cualquiera que se vaya a África no se espere moscas, para que cualquiera que vea un africano, no se piense que es otro “muerto de hambre” que viene de la selva Botswana o de una tribu con tapa-rabos y moscas. En África hay gente que vive, no sólo hay pobreza también hay riqueza. Sólo se relaciona África con muerte, enfermedades, pobreza, decadencia, guerra…

En África hay pobreza, hay enfermedades y hay gente que no tiene nada y que vive con muchas carencias. Ya ni hablemos de los países en guerra o de los que han sufridos conflictos sin fín. Es verdad e irrefutable. Pero también hay otras cosas. Hay un montón de gente que duerme en camas con colchones, que se levantan cada día con el despertador radiofónico, que se ducha con agua potable y que coge su coche, o moto, para ir a trabajar. Gente que tiene una vida, una segunda residencia para las comilonas de los domingos, con su familia y su perro. Gente como mi vecino, mi vecina, mis profesores, mis amigos, la gente de aquel barrio, los de allí, y este, y este otro… Gente corriente, limpia, feliz, que se lava cada día y que come cada día. Lo que no es normal es que en pleno 2010, aún haya gente que se pregunta si en África hay Universidades, si hay escuelas, si tenemos televisores, si hay electricidad, si hay Internet...

Y me acordé de que a veces en mi ciudad, con mis amigos, veíamos blancos vestidos con camisetas rotas o sucias y desgastadas. No entendíamos porque venían con ropa así y la gente al verlos pasar decía: “Mira, blancos pobres”. Muchos se van en África con ropa desgastada porque saben que allí no hay nada y que a la vuelta se los dejarán a los autóctonos. Yo nunca entendí porque los turistas blancos en África venían con camisetas de propaganda desgastadísimas y pantalones con agujeros. Ahora lo entiendo. Ellos han visto muchos documentales y se piensan que cualquier camiseta por muy sucia o rota que este, para nosotros era un regalo del cielo. No imagino mi amiga Nadia poniéndose una camisa desgastada por muy “regalo de blanco” que sea, para conjuntarlo con sus tacones de aguja. Eso sí, nosotros los aceptamos porque para una “serpillière”, cualquier cosa es válida.

Las televisiones europeas transmiten una información unidireccional del continente negro. Sólo explican como nos morimos día tras día, como nos reconcome la pobreza desde dentro. Como dijo Chimamanda Ngozi Adichie, escritora nigeriana y ganadora del prestigioso premio británico Orange Prize for Fiction “…Demasiada gente ha contado que África se muere y muy poca cómo África vive”.El África que yo viví, no es la que yo vi en aquel documental. El África que yo conozco no es un África de niños desnutridos, ni un África de moscas y de basuras, ni de chozas y de tapa-rabos. Yo viví un África de ebullición con millares de moto, de coches, de familias, de misas de domingo, de excursiones a la playa… ¿Cuándo dejaremos de visualizar un África estereotipada para mirar a un África real?

Me quede asqueada con aquel documental y me sentí engañada. Ya sé que todo tiene una razón pero es que esto no era mi país.

Pero bueno… Si esta es la imagen que quieren tener de África que les cunda, que yo ya sé el África que llevo en mis recuerdos y la que tengo dentro de mi corazón.

http://yaivi.blogspot.com/

Este es un vídeo hecho por africanos de la red.

domingo, 21 de noviembre de 2010

ELECCIONES CON TONGO 2.

Elecciones con tongo 1. La campaña electoral era como una fiesta día tras día.
Pero a la vez, también se respiraba una tensión palpable y una atmosfera de nerviosismo. La campaña electoral allí es comparable a la fiebre de la pasión del futbol aquí. De la misma manera que uno del Madrid no soporta a otro del Barça y que a uno del Barça se le hace inaguantable la compañía de otro del Madrid, pues allí los afiliados de cada partido no se pueden ni ver. Las discusiones políticas son varias, frecuentes e irreversibles. Es curioso porque el pueblo Dahoméense no se divide ni con el futbol, ni con las religiones, ni con las diferencias de opiniones, ni con las discusiones existenciales. Lo único que divide a la gente allí son los partidos políticos. Si uno es de un partido líder, le es insoportable la presencia de otro del partido contrario, de manera insufrible, irritante, enfermiza con la bilis hirviendo. Es tan insoportable que muchas veces, llegan a las manos. Tortas por aquí, puñetazos por allí, tiro de ollas por allá…

En efecto el simple hecho de llevar la camiseta, el escudo o el flyer de un partido te conviertía en el blanco de palizas de los de otro partido. La ley era así. Amenazas mudas, odio profundo por un dibujo en un trozo de papel. Diferencias irreversibles, roturas definitivas, amistades rotas y acabadas. Si uno era del partido de Soglo, odiaba irremediablemente y inmediatamente a otro del partido de Kérékou y al revés. Daba igual que fuesen amigos íntimos, amigos de larga data, familiares, cuñados, conocidos… No había perdón.
Intolerancia, obcecación e intransigencia general. En un patio común, si a un vecino se le ocurría poner la radio de su partido sabiendo que sus vecinos eran del otro, el acto se consideraba una chulería que le convertía automáticamente en enemigo “number one”, diana de malversaciones vecinales, y de algún que otra sutil venganza firmada. El simple hecho de silbar los eslóganes rítmicos y pegadizos del otro partido, aunque sea por error, era un símbolo de desafío.
Durante las elecciones era frecuente ver familias rotas, divididas por los dos partidos, mujeres desmaridadas, porque las muy parias y malditas cantaban el himno del partido de Satán, sabiendo que su marido era del otro, y encima las muy ruin lo niegan. Maridos echados por la familia política porque se les ocurrió a los muy simplones e analfabetos alabar alguna pequeña virtud del líder antagonista.

Soglo – Kérékou. Kérékou – Soglo.

Hijas desgraciadas, repudiadas por ser unas “sin-ideología” por salir con chicos que olían al partido contrario; Inquilinos en la calle porque le propietario intuyó que eran del partido contrario al suyo. Nueras puteadas a extremos impensables porque su familia era el bando contrario. Alumnos suspendidos porque llegaron a clase con la camiseta del partido contrario al del profesor. Los vendedores negándose a vender a los que no eran de su partido; “¿Quién quiere dinero maldito?”. Empresarios que niegan el trabajo al doctor honoris causa de su sector sólo porque se le nota que es del bando contrario…
Urticaria general por el sonido del nombre de un partido y gozo alabador y tranquilizador al oír el del otro. Por todas partes había vendetta y revanchas personales, extremas e irreversibles, justificadas en la opinión popular por los sentimientos nacionales.

Los del partido de Kérékou no pueden ser amigos de los del partido de Soglo. Imposible, irrefutable y lógico para todos nosotros. Diálogos surrealistas.
“-Te puedes creer que mi amiga de toda la vida es del partido de Kérékou? - ¡Qué vergüenza! No me digas. Supongo que ya has cortado esta amistad… - Hombre… ¿Tú que crees?”
“- Mi vecina es una serpiente. Es del partido de Soglo. – ¡Uf! muerte a las serpientes.”
“-Te has enterado de que tu cuñada es del partido de Kekereke? He venido hasta aquí para decírtelo. - ¿Qué? ¡Válgame Dios! Ya le veía algo mal en la cara a esta cerd*. Se lo haré pagar.Se va a enterar"
“- Mi hermano me ha avergonzado declarándose del partido de Soglo. – Qué generoso eres, le sigues llamando “hermano”...”

La rivalidad entre los lideres se contagiaba entre sus “fans” y simpatizantes. Cada día había un “hit” nuevo con rimas ofensivas para el partido contrario. Canciones repelentes y pegadizas, versiones de canciones folklóricas para dejar verde a los otros. Y cada día había batallas campales. El “fan” Dahoméenses es un “fan” con un corazón de fuego, unido a su causa y defensor de la misma hasta límites insospechosos. Y por esto cuando se encontraban procesiones de fogosos afiliados de los dos partidos líderes, se bajaban de los coches y se liaban a puños, después de insultos personales, físicos y inteligentes. Horda de gente peleándose, cuando nunca habían visto en persona a quienes representaban. Había tantos sucesos desagradables, que al final decidieron poner un horario de campaña. Los de Kérékou tenían una franja horaria y los de Soglo otra, para evitar que se encontrasen grupos militantes de cada partido. Unos hacían campaña por la mañana e otros por la tarde.

Pues yo voté en esas elecciones… 110 partidos políticos en un país de 112.622 km2. Claro, mi país también tiene tres capitales. No os riáis. Que a nosotros nos resulta molón.

Y llegó el gran día.

Ante la cantidad de partidos políticos, y para no tener que hacer millares de papeletas de cada partido para los votantes, el gobierno "competente" tuvo una idea genial. Decidieron imprimir en miniatura, en una hoja de papel A4 todos los logos de los partidos, y cada votante, con la ayuda de un tampón, tenia que dejar un sello sobre el logo de su partido. La idea que en un principio era brillante y gemelaba con los principios del reciclaje, resultó ser un lío tremendo.
Los partidos Dahoméenses en su mayoría se basaron en tres colores para definir su patriotismo: el verde, el amarrillo y el rojo, colores de nuestra bandera; Y con la ayuda de algún que otro símbolo para representar su ideología: palmeras, gallos, sol…
Unos tenían una palmera y un sol. Otros tenían una palmera, sol y un león. Otros tenían un sol, un gallo y una palmera… Y en el papel al final, todos los símbolos parecían iguales.
Teniendo en cuenta que muchos de los votantes no sabían leer, la situación era un caos porque tenían que buscar una palmera con un símbolo en un mar de palmeras y de símbolos. E iban a los responsables y se oía: “Joven ayúdame a encontrar mi partido, es el del león, la palmero y el sol” “Pues el mío es el de la palmera y gallo y del sol con rayos menguantes”… Los nombres eran parecidos a los títulos de las películas de Narnia.
Algunos de los responsables que ayudaban a los que no se enteraban, lo hacían con mala fe y les indicaban logos erróneos, que eran los de sus partidos.
Los dibujos eran tan pequeños que la gente, al sellar con el tampón enorme también sellaba los logos de los partidos yuxtapuestos. Fallo garrafal porque según la ley, Si el sello rozaba otro logo, ante la duda el voto era nulo.
Las elecciones del 2001 fueron un caos y el escrutinio un fraude.

Algunos partidos sólo tenían un voto. Un único voto, cuando se habían gastado mucho dinero en la campaña y tenían centenares de afiliados. Como decimos allí: “Lo que defiendes en la campaña, no es necesariamente lo que vayas a votar.”
Las elecciones se declararon nulas, por el embrollo en el recuento, y porque desaparecieron como por arte de magia todas las papeletas que tenían el sello marcando al partido de Nicéphore o de los otros partidos que también tenían más peso. Eso daba la victoria al partido del ex dictador.
Todos los partidos se rebelaron y las elecciones se invalidaron. Decidieron hacer una segunda vuelta, pero esta vez, sólo con unos cuantos partidos líderes.
Nicéphore Soglo y el tercero en la lista, Adrien Houngbédji se dieron de baja, declararon el Estado de Tongo e hicieron un llamamiento a sus simpatizantes, instándoles a no ir a votar. Y yo, ya no vote.

El antiguo Dahomey en la segunda vuelta a las urnas, registró una tasa record de votos nulos y pasó del 85% de votantes en el primer turno a 53%. Algunos dicen que menos. Kérékou fue reelegido presidente con mayoría absoluta con un 84% de votos a favor. Una victoria aplastante.

Y el Dahomey se sumergió otra vez, en su rutina, con su presidente demócrata, exdictador, con los otros contrincantes biliosos intentando pagar las deudas de la campaña, con los partidos minoritarios intentando entender porque sólo tuvieron un solo voto, el suyo, intentando comprender porque sus seres queridos no les votaron…

Y el pueblo tranquilo, sabiendo que cualquier que sube al poder, sea uno, o sea otro sólo buscaría sus propios beneficios, enchufando un primo aquí y otro hermano allí. Pero ¿qué más da?, si ya tenemos los sacos de arroz, lo de patatas, camisetas de diferentes partidos, gafas de sol y móviles…

Yo vote, en un estado de Tongo General. ¡Ay! Qué emoción.

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

ELECCIONES CON TONGO 1.

En toda mi vida, sólo he votado una vez. Una sola e única vez.
Y no es que me niegue a cumplir mis deberes cívicos, pero es que por diversas condiciones, pues sencillamente no he vuelto a votar más. Esto no tendría nada de especial, si no fuera que la única vez que yo vote, había 110 partidos políticos en acción, y también, era la primera vez en nuestra historia que una mujer, Marie-Elise Gbèdo, lideraba uno de los partidos. Pero lo más fuerte es que estas elecciones se declararon nulas. Mi primer y único voto fue en unas elecciones con tongo. Corría el año 2001.

De los 110 partidos, había dos más fuertes, liderado uno por Mathieu Kérékou, que no tenía partido y el otro por Nicéphore Soglo.

Situándonos en la Historia del Dahomey, uno de los líderes en aquel 2001, Kérékou era un militar político, nombrado presidente del Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas por orden de su primo Maurice Kouandété, después del golpe de estado de 1968. Comandante de una unidad militar y jefe de personal del Ejercito del Dahomey, Kérékou subió al poder con un golpe de estado en 1972, acabando con un gobierno triunvirato que había en la época, con tres presidentes que gobernaban el país en paz uno tras otro, cada dos año. En 1974, Kérékou dejándose de chorradas, adoptó el marxismo-leninismo como corriente político, cambió el nombre del país de Dahomey a Republica Popular de Benin, prohibió los partidos políticos y se proclamó dictador.

En 1990, del 19 al 28 de febrero, tuvo lugar la Conferencia de las Fuerzas Vivas de la Nación y una corriente democrática agitó el país. El ambiente era mudo, aunque tenso. Todos sabíamos que se avecinaba algo muy delicado, una transición que podría ser complicada. Se disolvieron las antiguas instancias revolucionarias, se creó un Órgano Legislativo y se adoptó una nueva Constitución. Y el país pasó de la revolución a la democracia. Así.

El 21 de marzo de 1991, se convocaron unas elecciones democráticas en las que Kérékou perdió y ganó el gran Nicéphore Soglo, el entonces primer ministro de la transición, ex inspector de Hacienda designado por su primo el coronel Christophe Soglo. Durante todo su mandato, Nicéphore contribuyó en el levantamiento del país en muchos aspectos pero lo más remarcable fueron los adoquines que puso en gran parte de la ciudad. Hoy en día, aún se le recuerda por esto. Es que fueron los primeros adoquines de nuestra historia.

En 1996, se convocaron otras elecciones en las que se volvió a presentar el antiguo dictador Kérékou quien ganó, derrotando a Nicéphore. Hoy en día Kérékou es considerado el único dictador que se ha convertido en demócrata. Esas cosas sólo pasan en el Antiguo Dahomey.
En 2001, los dos líderes se reencontraron para la lucha por los votos. “La esfera de influencia presidencial” de Kérékou, que no tenía partido y el partido del “Renacimiento de Benin” de Nicéphore Soglo.

Los dos líderes formaban con otros noventa y tantos partidos, la incalculable cifra de partidos políticos que aún siguen en aumento en el país. Partidos que militan para ganar el máximo de votos posibles en hacerse un hueco en el corrupto poder.

Y empezó la campaña electoral.
Durante las campañas en el Dahomey, se respira un ambiente festivo. Hay una efervescencia y un zumbido creciente en el aire y todo el mundo tiene un fuego interior, con los ánimos a tope preparándose para el gran día. Las mujeres están más guapas, los hombres más sonrientes, los niños más cantarines y los pájaros más ligeros. Hay actividades por todas partes. Repartos de regalos por todas partes, “stands” en cada esquina, con gente gritando en altavoces canciones o lemas de sus partidos. Y hay desfiles cada día, a pie, en moto, o en coche, de afiliados de cada partido, cantando, pitando, gritando, llamando al voto con todas las promesas de su bando. La gente va corriendo de meeting en meeting, cantando canciones particulares de cada partido. Procesiones enteras de gente, hombres y mujeres bailando a ritmo frenético de tambores y orquestras con las camisetas de los partidos. Pitidos, cantos, gritos alegóricos, risas, de todo… Todo el mundo está en el ajo y cada uno defiendo fieramente su partido con lemas originales y canciones pegadizas a más no poder. Es todo un acontecimiento.

Los líderes por su parte, reparten a parte de promesas de un país mejor, camisetas con escudos del partido, sacos de arroz, sacos de garbanzos, gorras, fajotes de billetes, gafas de sol, flyers, patatas, sacos de maíz, móviles, sujetadores y bragas con la cara del líder estampada en las zonas más sútiles… Es que claro, cada país tiene su necesidad en función de votos. Y los simpatizantes, los afiliados, cogen los regalos prometiendo sus votos. Tengo que decir que en el Dahomey, la gente se afilia secretamente a varios partidos. Se afiliaban a uno de los dos líderes y después a otros minoritarios. No hay ningún control. La idea era que si todos los partidos regalaban billetes, comida y más, pues tonto era el que no se afiliaba a todos. Para los que no lo entienden, pues no os comáis el coco. Es cosa de negros. Estas cosas pasan allí. Es cosa de Dahomeenses. "¿Qué más da la ideología delante de tantos regalos, si al final sólo tu sabes que votas?"
Cuando iba un líder a hablar en un pueblo o en un barrio, la gente empapelaba todo el pueblo o el barrio de pancartas de su partido porque venía cargado de regalos y cuando acababa su discurso, una unidad de limpieza arrancaba todo y empapelaba todo otra vez con las pancartas del siguiente líder visitante. Una mercantilización de los votos con un poco de acting organico, impecable y digno de un Oscar, haciendo creer al líder que es único en el corazón de sus votantes.
En aquel 2001, la cosa fue bestial. En todas partes sólo se hablaba de lo mismo. En los bares, en las escuelas, en los taxis... Toda la población estaba movilizada. Sentarse delante de casa viendo pasar el gentío, era casi lo mismo que ver un reality show o incluso para los cultos, era como vislumbrar en persona la obra “La plaza”. Por todas partes se veían simpatizantes entre los cuales destacaban en número, los de los dos partidos líderes. El partido de Kérékou y el de Soglo. Los “fans” de Kérékou gritaban “Kekereke” y los de Soglo “Huezehue – yan”. Era como una fiesta día tras día.

... (A suivre: Elecciones con tongo 2 )

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miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿CRÍTICA?


¿Para qué lo voy a negar? Ya es un hecho.
Mi ser, mi mente, mis valores, mis costumbres, todo ha sufrido un cambio, un mestizaje. No soy la misma de antes, aunque mi espíritu y mi esencia siguen siendo los mismos. He cambiado y es verdad. No lo puedo negar más. Ya sé que quiera o no, mi mente ya no es de allí, igual que tampoco lo es mi manera de pensar o de ver las cosas, mi perspectiva y mi ideología.

He intentado mantenerme firme con todo lo que yo he sido siempre pero ya no soy la misma. Soy yo, a la vez que otra. Y por esto creé este blog, para dejar constancias de las cosas que son mías, para no olvidarlas; para no olvidar de donde soy y qué cosas hacía, qué cosas veía, qué cosas amaba y que otras me gustaban. Porque me da miedo que se me borren igual que se me han borrado muchas otras cosas.

Mucha gente me acusa de hablar siempre de “blancos” y de “negros” y de empezar todas mis frases con “Pues en mi país…” o “nosotros…”. Dicen, que lo hago con un rintintin, que deja entrever que son mejores las realidades de allí, que las de aquí. ¡No es así en absoluto!

Silencio.

¿Cómo voy a juzgar mal una realidad en la que vivo? Todos los sitios tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Hasta Behanzin en las puertas del país de los muertos, alabó la disciplina de las tropas blancas que diezmaron a las suyas en una batalla matando a sus ardientes amazonas y sus bravos guerreros. ¿Cómo no voy a valorar yo, todo esto si ahora mismo es lo que me da para seguir siendo yo? Claro que valoro las realidades europeas y me encantan las costumbres, las tradiciones y los hábitos europeos. Para mí, las diferencias culturales se quedan en diferencias culturales. No se puede comparar cosas que son diferentes. Cuando se habla de culturas, o de costumbres, se puede dar constancia de las de un país y de las del otro. No se pueden comparar. Mi realidad es la que cojo como base, porque es la que más conozco. Y si alguien no lo ve claro, pues es lo que hay.

¿Qué tengo que hacer? ¿ser menos sincera? ¿De qué me sirve un armario si está lleno de prendas que no me gustan? En mi armario, están mis prendas, mis favoritas, las que más me gustan, mi realidad de cada día, mi rutina y incluso prendas prestadas de alguna que otra amiga. ¿Quién no tiene prendas prestadas? Si a alguien no le gusta, que no rebusque en mis cosas. Inciso una vez más, que mis textos son caricaturas, caricaturas grotescas que admiten excepciones. No tengo ninguna base científica de las cosas que digo, porque mi tradición es oral. Todas las cosas que escribo no son nada absolutas o irrefutables; Incluso a veces son incongruentes. Cada uno es libre de creerlo o no. Ni el blanco es tan blanco, ni el negro es tan negro. No hay que buscar más allá. Las realidades son diferentes y ninguna es mejor que otra. Si mi país fuera mejor, yo no estaría aquí, y si aquí fuera mejor, jamás recordaría mi tierra ni intentaría dar a conocer cosas mías, cosas nuestras.
Vamos todos de modernos pero después, cuando oímos una secuencia seguida de los términos “blancos” y “negros”, nos chirría y nos duele al oído. ¿Qué hay de malo? ¿A caso el negro no es negro y el blanco, blanco? ¿Qué tiene que ver esto con si son peores personas los unos que los otros? ¿Acaso es malo decir “blanco” y “negro”?

A parte, estoy en mi segunda fase de inmigración y ahora me toca hablar de mi país. Ahora me toca idealizar todo lo que tengo allí. No sobrevalorarlo, sino que me sirve sólo de referencia. Cuando hablo de países africanos, generalizo porque creo en la “no-fronteras”. Y cuando hablo de blancos y de negros, lo hago con la intención de decir que da igual en realidad de donde somos y que el color de la piel no es nada más que el color de la piel. Es sólo un punto de referencia para las diferencias culturales. Es mi vector y mi factor común. Es mi métrica.
Dicen que no paro de hablar de lo mismo. ¿De qué quieren que hable? ¿De paleontología? ¡Sí! Grito. ¡Yo no sé de paleontología! Sólo puedo hablar de lo que sé, de mi país, de mí, de mis vivencias. ¡No sé nada más! Sigo gritando. Cada uno tiene sus raíces. Y esas son las mías. Y esto es lo que hay.

Dicen que pienso como una blanca. Me da un poco de rabia pero será verdad, porque sino jamás hubiera tenido la iniciativa de crear este blog y tampoco seria tan sincera a veces, porque me importaría mucho el “qué dirán” como antes me importaba. También porque mi ser de antes se desanimaba ante los obstáculos.

Soy blanca por dentro dicen, aunque negra por fuera y a veces me sabe mal. Me hubiera encantado seguir siendo la misma de antes, tanto por dentro como por fuera. Pero quieramos o no, nos afecta la realidad en la que vivimos e igual que cambian las cosas, cambiamos nosotros también. Me hubiera encantado seguir siendo negra, negra autentica, la que se equivocaba cuando hablaba, la que mezclaba situaciones, la que era intransigente, la que se soprendía con las costumbres europeas, la que se iba a la playa con su gorrito de piscina, la que consideraba la amistad como algo sagrado, la que cortaba papel con las tijeras de cocina, la que no estrenaba sus cosas porque eran nuevas, la que saludaba a la gente cuando subía al metro, la que hablaba con desconocidos por la calle, la que siempre escogía las cosas chillones, la que era un poco hortera…
Ahora sé que me he vuelto más fuerte, con más iniciativas, más libre aunque en mi mestizaje me he ganado algún que otro miedo y algún que otro complejo. Soy mestiza y son mis nuevos males.

El mestizaje es inevitable si eres de allí y estás aquí, lejos de ti mismo.

Dicen que juzgo mi realidad con una mente de blanca y yo, ya no sé si es verdad, es que me da un poco de miedo aceptarlo porque parece como que ya no tengo nada de allí, de allí, de allí de donde soy. Y me aferro al proverbio nuestro que dice que: “Por mucho que esté el tronco de árbol en el río, jamás se convertirá en cocodrilo”. Yo nunca seré cocodrilo. No os riais. Sólo soy un tronco de arbol en el mar europeo. La integración no hace desaparecer la identidad. Yo nunca seré blanca, por mucho que este en el país de los blancos pero la verdad es que me miro al espejo y veo que he cambiado, por dentro y por fuera.

Yo he podido canalizar mi mestizaje gracias a la ayuda de todos los que tengo a mí alrededor, padres, hermanos, amigos y de los que cada día entran en este armario a rebuscar prendas e ideas para sus salidas nocturnas y sus eventos. Pero sé que no será fácil y que me queda muchas cosas por hacer entre las cuales aceptar que pienso como una blanca. ¡Qué difícil! No sé si quiero ser blanca por dentro... Aunque es tarde, porque ya he perdido mi uniformidad.

¿Blancos y negros? Pues lo mío es más "saugrenu". Pero bueno... Como ya dije antes, ahora soy más fuerte. Ahora soy más libre.

Mi armario es de realidades culturales. Y como decía Júpiter, si en mi compuesto alguién tiene algo que decir, que venga sin miedo; Yo pondré remedio a la cosa.

Y aquí sigo de pie, como los juncos...

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jueves, 4 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ TIENEN LAS NEGRAS EL CULO ASÍ?

¿Qué será lo que hace que las negras tengan el culo así? ¿Por qué será?
Antes de todo, quiero que cualquiera que se lea este texto, no intente en ningún momento, imaginarse o visualizar un culo de negra. El objetivo de este texto no es hacer ver culos o nalgas, aunque si en la lectura a alguien se le van los ojos, ¿qué le vamos a hacer?

Todo el mundo sabe que las negras tienen el culo respingón. Un culo arqueado, curvado, con la forma de un transportador de ángulo derecho, un culo poco tímido, que va balanceándose de manera rítmica con cualquier tipo de música y con las nalgas mirando hacia el cielo. Un culo con sombra propia, un culo con identidad inherente, a veces con un arco perfecto y tan saliente que muchas, entre las cuales yo, cuando nos ponemos contra la pared, rectas, nuestra espalda no toca la pared. No tiene gracia, ni hace gracia, sobre todo cuando te tienes que estirar en el suelo y entre espalda y nalgas pasa una oquedad bestial. Un culo prepotente, con un verbo singular que, a simple vista da ganas de pegarle un bocado.

El culo de negra no tiene ningún secreto. Más bien tiene un “porque”. Y este “porque” reside, a parte de los factores raciales, en el masaje africano. Un masaje ancestral que se le hacen a todos los bebes, desde la noche de los tiempos, desde la noche de las edades. Es un masaje que se transmite de generación en generación como en todas las tradiciones orales. Un masaje con un sinfín de beneficios para la criatura, tanto de bebe como de mayor: dinamismo, fuerza física, firmeza, aguante, fortaleza…
Este masaje tiene como objetivo relajar el bebe pero a la vez estructurarle y darle forma, curvas, robustez y dureza. Se hace cada día durante el baño. Es toda una ceremonia digna de observación. Un ritual lento y siempre hecho por una mujer, una profesional, sea la madre de la madre, una tía mayor, una abuela experta o la propia madre si es que ya tiene experiencia. Un masaje que reafirma la figura de la criatura, la forma física si es niño y la feminidad si es niña. Se masajea al bebe para transmitirle unas fuerzas morales, sexuales y físicas.
Después del baño, otro proceso minucioso con agua, jabón y esponja africana, parecida a la red de pescar, empieza el ritual del masaje. Supongo que cada país, tiene su técnica de masaje, yo hablo del Dahomey.
Primero, la madre o la profesional, coge un trapo que moja en agua caliente. Con el trapo húmedo, caliente, sin desplegar y comprimido, va presionando firmemente todas las partes del cuerpo del bebe. Desde las piernas hasta la cabeza, todo. Se masajea cada parte del cuerpo aunque el masaje difiere dependiendo de si es chica o si es chico.

Si el bebe es una niña, la profesional con el trapo, presiona firmemente toda la zona de las nalgas, de las piernas, todo el cuerpo, centímetro a centímetro para que la niña de mayor no tenga ni un gramo de celulitis ni las carnes flácidas sino duras y prietas. Después de volver a mojar varias veces el trapo e reafirmarme todo el cuerpo, la profesional coge aceite de Karité y le masajea a la niña para darle forma, insistiendo en los empeines naturales, la zona de las caderas, los lumbares... Se masajean las manos, los pies, las piernas, la cara, las mejillas, las palmas de las manos, los dedos, la espalda, la barriga, todo, incluso la cabeza para que la criatura no tenga la típica “cabeza huevo”. Todo, suavemente pero firmemente. Las zonas con curvas se masajean para incitar más a la curva y con la mano, la madre empuja la zona de las nalgas hacia arriba, una e otra e otra vez. Se empuja toda la masa “nalgar” para llamarla de alguna manera, hacía arriba para que la niña tenga el culo bien y redondo y en su sitio que es arriba casi en la espalda. Se redondea la masa para que sea uniforme. Y como esto se repite cada día, durante mucho tiempo, el culo acaba subido y redondeado. También se masajea la zona del pubis, la zona de las caderas para facilitar a la niña a la hora de parir.
A los chicos también se les masajea con el trapo, y se les da más importancia a las piernas y los brazos, con el objetivo de prepararles para los duros trabajos físicos. De allí que las africanas tienen el culo respingón y los chicos parecen tan fuertes y todos son fibrados cuando nunca han ido al gimnasio.

Para cualquiera que no este acostumbrado a los baños-masajes de bebe a lo africano, se puede violentar porque se coge al bebe por las piernas con la cabeza hacia abajo y se le mueve un poco, después un brazo con el bebe colgado en el aire y el otro, y también le coge por la cabeza y se le mueve un poco. Después de esto, como podéis entender, el niño duerme como un ángel, con el cuerpo relajado.
Obviamente el masaje africano es un paso importante en la posición nalgar, pero también influyen muchos otros factores raciales. Los negros tienen más culo. Es racial. El masaje no crea un culo de la nada; sólo ayuda en la firmeza y en la dureza y en la curvatura también.

En el Dahomey, el masaje para el recién nacido es primordial, básico, capital y crucial. De allí que cuando alguien se hace el tonto, le dicen “¿A ti, no te masajearon bien de pequeño o qué?, una frase que viene bien en cualquier momento, como cuando se ve a una mujer que no tiene curvas, o alguien se es muy blando o sin energía y que se cansa rápido.

Entre los culos de negras, se puede distinguir varios tipos: el culo grande, el culo caído, el culo recogido o culo “pim pim” como dicen los depravados de mi pueblo, culo largo, culo a la rodilla, culo bailarín, culo plano, culo gordo, culo enorme, culo palangana, culo sin gracia, culo de verdad, culo de origen sin productos ganeanos, culo tupido, culo “Oh My God”, culo de espalda, culo madre, culo rompedor, culo cegador…

Aunque todo esto ya, tiene que ver con la genética familiar de cada una y de lo mucho que a una le guste zampar bollos de maíz con leche condensada o yogures fermentados. Pero todos en general son salidos y algunos tan fuertes, tan duros y libres de celulitis que dan ganas de aliñarlos. No hay culo fofo o culo gelatinoso, ni celulitis galopante. Y si lo hay, es que el masaje no ha sido bien hecho.

Y tú, ¿de qué culo eres?

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