lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS HERMANOS DE MONOMOTAPA.


Hay un viejo adagio Fon, idioma de los guerreros del Antiguo Dahomey que dice:

To vi do: "zan ku". No vi do "¿ani lo za me?”

Ya sé que para muchos, esta expresión sólo suena a entonación rara pero lo que encierra es más que una verdad.

Dicen las definiciones que los  hermanos germanos son los que comparten un doble parentesco; Los consanguíneos son los hermanos por parte de padre y los hermanos uterinos son los que comparten la misma madre. Las habladurías populares de los países Fon siempre han distinguido entre los tipos de hermanos de una manera natural poniendo una diferencia existencial entre hijos de un mismo padre o hijos de una misma madre. No es lo mismo compartir padre que compartir madre dicen. Y mientras que a los hermanos uterinos se les atribuyen todas las cualidades de fraternidad, los hermanos consanguíneos son relegados a rangos inferiores y peyorativos. Lo que haría por ti un hermano uterino, no lo haría jamás un hermano consanguíneo. Y lo que puedes confiar a un uterino, desaconsejado es confiarlo a un consanguíneo. 

To vi do: "zan ku". No vi do "¿ani lo za me?”

Verdad ancestral que ya se decía desde los tiempos de los grandes  reinos, cuando la poligamia era una costumbre sistemática y cuando hermanos de una misma cuna luchaban por el trono y por la corona. Maquinaciones, traiciones, deslealtad y perfidia con alevosía de unos contra la lealtad, la nobleza y la bondad de otros.

¿Qué encierra esta gran verdad? Aquí van los versos.

"¡Tengo un problema!", dijo un hombre1
Todo exaltado y preocupado;
Y no sin motivo que asombre2
Entrando en tromba, errado
A altas horas de una noche profunda
En casa de sus hermanos
Uterinos, consanguíneos y no germanos
Pero todos de la misma funda.

"¡Tranquilízate Hermano3!" le dijo el consanguíneo,
Hijo de su padre y no de su madre.
"Ahora es de noche y cosas oscuras creo4
 Hay en las sombras. Compadre.
Mañana, iremos y fe doy
De que si esto no lo soluciono,
Hermano tuyo no soy.
Porque ante tu sangre, yo me persono5.

"¡No!" gritó el otro pariente,
Hermano uterino y también presente.
"Iremos ahora", dijo con vida
"¿Qué hay en la Noche que a mí me  impida
Hacer que tú, te duermas tranquilo hoy?
Mal provecho haría yo de mi sueño
Sabiendo que tú no tienes paz. Y deño6
Que por y para esto, hermano tuyo soy.

 ¿Quién es mejor hermano? pregunto
Aun sabiendo que en el conjunto de este asunto
No valen uterinos ni consanguíneos; Lo siento.
Sino un  verdadero sentimiento7,
Que simplemente muestra y explica
Una devoción rara y utópica.
Como estos hermanos de Monomotapa8
Que ante el deber, la fraternidad atrapa.

To vi do: "zan ku". No vi do "¿ani lo za me?”

El consanguíneo dijo: "Es de noche" y el uterino dijo: "¿Qué hay en la noche?"  Esto dice el adagio que lleva la lealtad y el amor de los hermanos uterinos a un nivel irreal como la relación de amistad de “Los dos amigos” de  LaFontaine. Una fábula de amistad ilusoria entre dos amigos en la que uno fue corriendo en casa del otro arrancándole de los brazos de Morfeo. Y el dormido, viendo su amigo tan nervioso nada más abrir los ojos le dijo en resumen: "¿Que te ha pasado? ¡Vamos! ¡Vamos a solucionarlo!". Y el otro mirándole le contestó: "A mí no me pasa nada. Vine corriendo porque tuve un mal sueño en el que tú estabas mal. Temí que te hubiera pasado algo..." 

Una amistad verdadera y recíproca, un amor desmesurado como el de los hermanos de Monomotapa.

Un hermano uterino jamás te fallara proclaman. Siempre le sabe mal que te pase cualquier cosa y siempre te querrá más que nadie. Y la gente confía de una manera exponencial en este dicho, despreciando a los hermanos consanguíneos hagan lo que hagan. Allí todo el mundo tiene hermanos de parte de padre y en general siempre te instan a no tener demasiada relación con ellos. Anda que no se han visto hermanos uterinos matarse y hermanos de padre quererse y hacer lo imposible los unos por los otros.
Yo sé de hermanos que no tienen ni vinculo de sangre y que sin embrago se quieren más que hermanos uterinos. He conocido a hermanos consanguíneos que darían lo que fuera los unos para los otros. He visto casos patentes en el que ni la sangre ni el útero, tienen ningún papel decisivo o importante. Los hay. Pero parece que ya nada se puede hacer para cambiar las cosas. Han cambiado los tiempos pero la relación de fraternidad en el Antiguo Dahomey sigue rigiéndose como antaño. 

Compartir madre es sagrado y el vínculo creado es mucho más fuerte. Allí todo el mundo lo piensa, lo dice y actúa en consecuencia.

Hermanos uterinos, hermanos de Monomotapa.

http://yaivi.blogspot.com

No se precisa la identidad del individuo ni de  ninguno de los hermanos. Y todo el rato se les denomina por “hermano”.
2 Tampoco se desvela el motivo parea dejar libre curso a la imaginación del lector, sin dejar de dar importancia al asunto.
Hermano en mayúscula para mostrar la importancia que tiene para el consanguíneo, su hermano de sangre.
4 El consanguíneo dice “Creo” para mostrar que tampoco tiene ninguna certeza de que haya algo oculto en las sombras.
5 “Personar” aquí, adquiere el sentido de “responder”.
Conjugación del verbo Deñar que es dignarse por.
Lo importante no es el parentesco o la sangre sino el sentimiento que nos une a las personas.
Utopia total con el uso de Monomotapa, ciudad del África Austral que ya no existe.


1 comentario:

Anónimo dijo...

En general, todas esas cosas que nos cuentas del Dahomey tienen una traslación directa a otras de por aquí. Pero la manera de expresarlas entre nosotros es menos directa y contundente, aunque no necesariamente más poética. Compartir útero, haber estado en el mismo refugio, la misma cueva protectora, esperando salir para deslumbrarnos, en todos los sentidos. Es evidente que eso une más allá de los vínculos de sangre. Durante nueve meses seguramente soñamos las mismas cosas. Soñamos una realidad en tres dimensiones que luego será más plana.
Pero también es cierto, que, después, ya fuera de la casa primigenia, hay otros úteros en la vida de las personas, refugios de la mente y el alma que tu y yo compartimos.