martes, 7 de septiembre de 2010

IR Y VOLVER...

Me acabo de “marxar”.
Estoy un poco angustiada porque no sé con que me encontraré. Todo parece ya tan lejos… Me invade un sentimiento de “no-querer”. En realidad no quiero ir. No quiero ver a nadie. Sólo quiero volver atrás. Por lo menos aquí sé lo que hay. Conozco la gente. Y tengo mis emociones controladas. Por lo menos aquí sé lo que me puede sorprender. Allí, no sé con que me puedo encontrar y me aterra pensar que no estaré a gusto cuando en el fondo todo esto es mío.

Y aquí estoy… Todo frío, aunque hace calor. Aquí siempre hace calor. Yo lo sé, pero tengo frío. No sé como puedo sobrellevar una realidad que me agobia y sólo me hace pensar y pensar y plantearme todo haciéndome sentirme mal. No quiero esta realidad. No es la mía. Ya no es la mía. No la siento como mía. No la quiero como mía. Nunca sé qué hacer. Yo, ya no controlo este mundo. Sólo quiero huir de aquí. Pero me sabe tan mal para mi gente, para esta gente de aquí que sólo quiere que este bien y que pone todo en obra para que todo me vaya bien. ¿Dónde está todo aquello tan pulcro y tan ordenado? ¿Dónde están las calles con gente que caminan individualmente? ¿Dónde está el orden? ¿Dónde están mis sábados noches, haciendo lo que me plazca? ¿Dónde está mi tranquilidad? ¿Dónde está esta gente que me comprende y me entiende? ¿Dónde está todo aquello que he hecho mío?

Y ahora acabo de volver. No siento angustia alguna sino una amarga nostalgia. Nostalgia de mis maravillosos días allí. Qué rápido se acaba todo. He vuelto a la realidad. He vuelto triste porque ya creo que nada se me hace familiar. He vuelto desganada y sin ilusión. No sé si quiero estar aquí. No quiero estar aquí. Esto no es mío. Esto jamás ha sido mío. Castillo de arena que al mínimo soplo de viento, cae y desata tormentas emocionales que me dejan ciega. Tengo frío pero sólo dentro de mí. No quiero que me hablen. No quiero ver a nadie. Esto no forma parte de mi realidad social. Seguramente no me entenderán. No hablamos el mismo lenguaje corporal. Me sabe mal porque sé que me quieren, y que hacen todo para que esté bien. Pero aquí no está el “brouhaha” estridente de mis mercados, la horda de gente caminando por la calle sin orden ni son, Los colores y los olores. La inseguridad diaria que da una tranquilidad de espíritu brutal, la “insouciance” que hace reír y la sensación de estar en casa. ¿Dónde están mis atardeceres, toda esa gente que quiere saber de ti? ¿Dónde está la gente que me conoce? ¿Dónde está todo aquello que es mío?

Ir y volver.

Ya me fui y ya volví. Me fui con las mismas sensaciones con las que volví, aunque los dos lugares no tienen nada que ver el uno con el otro. No sé si esto es el hecho de pertenecer a dos lugares diferentes, pero es un poco triste. Estoy en un coma emocional y nada me activa.

Qué horrible es “Irse”, y que horrible es “Volver”, cuando se quiere a gente de los dos lados.

Qué horrible es dejar pasar el tiempo y coger el tren del recuerdo…

Pero como dice mi amiga Elena, el hecho de estar así evidencia que hay cosas estupendas y maravillosas en los dos sitios. Elena me dijo que si me viera volver de un sitio con alivio, seria un sitio al que ella no querría ir. Pero que ver que echo de menos a mis cosas, le dan ganas de conocer más todo aquello que es mío. Lo mismo que le deben pasar a mis amigas de allí, cuando me veían echar de menos, mi mundo de aquí.

Ir y volver...

http://yaivi.blogspot.com/


2 comentarios:

Miércoles dijo...

Pues ya tienes una enfermedad de blancos: la "depresión postvacacional". La mejor cura es poner fecha a la siguiente escapada.

yaivi dijo...

hhahaa!! Miercoles. No sé si es depresión post vacacioanl, porque alguna vez he tenido depre post vacaional y no es lo mismo. hahaha!! Que cgungas las enfermedades de Blancos! hhahaha!