La genética, de manera simple y elemental, es la rama de la biología que da a entender los más y los menos de las herencias biológicas, de caracteres que se transmiten de generación en generación. Fenotipos, cromosomas, genes y ácido desoxirribonucleico...
La inteligencia emocional es la rama de geometría sentimental que permite a uno saber, qué decir, a quien, en qué momento y donde. Va de par con todas las ciencias, pero mucha gente no lo sabe y lo clasifica desinteresadamente en la rama de los noveleros románticos.
En las sociedades actuales hay una pluralidad genética bastante remarcable. Genes multiplicados y que han ido evolucionando con las mezclas y los cambios ambientales. Lógica de Darwin. Mucha gente en las sociedades actuales tiene hijos adoptivos. Niños de aquí que ahora son de allí. Niñas de allí que ahora son de aquí. Y cada vez hay más mezclas. Gametos filiales mestizos porque los padres son de procedencia geográfica diferente.
Me he leído todas las leyes de Mendel. Me he repasado toda la geometría de Darwin, me sé las ecuaciones de Ronald Fisher y sin embargo hoy me he quedado petrificada. Ahora bien mirado, creo que lo importante no es la aritmética de Mendel sino la combinación ciencia e inteligencia emocional.
Mi amiga es blanca. Su marido es negro y con esa combinación genética les salió un pequeño Mendel conforme a la segunda ley, la ley de la segregación. Por disyunción perfecta de alelos, el niño salió negro. Negro como su padre y con los bonitos ojos de su madre. Mofletudo y con salero, un bebe precioso y con una vivacidad extraordinaria. Una conjugación de zigotos y meiosis que sólo tienen los que nacieron de un amor pasional y de una noche orgásmica.
La cosa no daría más de sí, si no fuera que el otro día en el parque, una mujer se le acercó a mi amiga y con toda la naturalidad de los que carecen de inteligencia emocional, le dijo: “¡Qué niño más rico! ¿Cuándo te lo han dado?”
Cuando me lo explicó, primero no lo entendí y después me quedé atónita. Se me quedaron los alelos petrificados y mi mitosis en pause. Y con el filtro de mi lavado lenguaje, entendí que la mujer había querido decir: “Qué bebe más bonito. ¿Cuándo lo has adoptado?”.
“¿Cuándo se lo habían dado?” La mujer lo dijo como si de un objeto se tratase. Inteligencia emocional cero. También me quedé sorprendida. ¿Acaso aquella mujer no había oído hablar de Mendel? ¿O simplemente era que no tenía inteligencia emocional? No me podía creer que se pensará que el niño era adoptado antes que fuese suyo. Pero bien mirado, era normal, porque bien es sabido que hoy en día la gente adopta mucho.
Mi amiga intentó explicar que el niño era suyo. Lo intentó decir con toda naturalidad pero le salió un tono lavado por la incredulidad, porque ella misma jamás había pensado encontrarse en esta situación. La voz le salió dudosa. Su propia voz le salió insegura, un hilito dubitativo, cuando se encontró justificando que el bebe era suyo. Trastabillo de palabras, farfulleo de frases en las que se oía algo sobre nueve meses y un parto muy doloroso. Después se calló de repente, cuando vio en la cara de algunas, que no se lo creían mucho y en la de otras, un dulzor de “no pasa nada que sea adoptado”. No la creían.
La miré y me quedé pensando. ¿Cuántas veces se lo preguntarán a lo largo de su vida? ¿Cuánta gente le preguntará a su hijo de mayor, si realmente ella es su madre?
Y cuando tenga hermanos, él no será como ellos.
En nuestro sistema métrico de cada día, una negra con un bebe blanco está haciendo de canguro y una blanca con un bebe negro, pues lo ha adoptado. No entra ninguna otra posibilidad más. Y si por alguna casualidad yo fuera con ella, la gente se pensará que el bebe es mío antes que suyo. ¡Dios! Cuántos seguimientos numéricos. Complejos futuros que ya aplastan.
A lo mejor, tendría que dejar mis libros de genética y de matemática, para leerme algún libro de Daniel Goleman y entender más de impulsos y de interpretación emocional. No lo sé, pero es que me encantan tanto las matemáticas…
Y cuando veo el bebe de mi amiga, con sus mofletes y su aire divertido, un bebe tan bonito que da ganas de quererle, pienso que nada importa más que él. Cuando veo cómo, con sus ojos enormes, incrusta el rostro de su madre, ajeno a las aritméticas que le rodean, pienso que todo, Mendel o Darwin e incluso las mujeres del parque… todo da igual.
http://yaivi.blogspot.com/
9 comentarios:
No te sorprendas...hay familias que realmente despistamos...nosotros tenemos cinco hijos, el mayor rubio con ojos claros, la segunda, rubia con ojos miel, la tercera, morenaza y las dos ùltimas...negras!
O sea, que imaginate lo que me tengo que oir por ahí!!
Dile a tu amiga que no se ataque mucho, y que le corte las alas a los preguntones de turno...mira que llega a ser chafardera la gente...!! Unas veces van de buena fé, pero otras...
YAÏVI, la inteligencia a secas.
Hay personas con cortedad mental que quizás sean ellas las primeras en sufrir y también en el mundo hay quien es dañino de quien hay que defenderse, para la sensibilidad que no "sensible" que otras "personas" emplean como peyorativo.
Un saludo y me gusta extraordinariamente lo que escribes.
Me gusta tanto la reflexión como su forma. Es cierto que cuando alguien, especialmente sin conocerte de nada, te hace una pregunta tan personal, está intentando invadir un espacio que no es suyo. Ahora bien, inevitablemente nuestra percepción pasa por distintos filtros: el de los estereotipos, de las probabilidades, de nuestra cultura... es bonito que la experiencia de esta mujer nos demuestre las limitaciones de nuestra percepción. En mi caso, jamás nadie sospechó que yo fuese hija de mi madre... nos parecemos como un huevo a una casta~a ; ) pero por suerte nunca supuso un trauma para mí. Espero q no lo sea para ese bebé tampoco, si se le educa para que aprecie y valore la riqueza de la diversidad y para que sienta compasión por las limitaciones humanas.
Muy interesante. Gracias.
Qué suerte tenemos de poder leer tus reflexiones. Muchas gracias!
Te he concedido un premio en mi blog, si quieres pasar a recogerlo estás invitada a entrar.
Un abrazo,
Podría ser peor: conozco a un crío de padre negro y madre blanca. Salió de cara igual que el padre, pero del color de la madre (la rareza genética contraria). Cada vez que va al médico, nada más entrar por la puerta le diagnostican anemia.
Que al guapa, meencanta la historia de tu amiga y su bebe, y lo mas importante es lo felices que estarn los tres, la gente siempre quiere saber de mas.En mi casa imagina la foto, mi maridin canario tipico morenazo de ojos y piel oscura, Yo de padre aleman , asi que medio rubia y de ojos verdosos, mi hija mayor rubia y de ojos azules, y la peque de la casa negra como el chocolate y de ojos negros.No me digas que no somo una familia de tuttifrutti,nosotros somos felices , los demas que hablen......... que mas nos da
Cuando me preguntan por la calle ¿de dónde es? contesto, de Madrid. A lo siguiente Pero, ¿no es adoptada? respondo, ¡claro que no!. En solidaridad con todas las parejas mixtas que tienen que aguantar esto a diario y por el resto de sus vidas.
Enhorabuena por tu blog
Mi hijo tiene 3 años, y lo tiene todo clarísimo: yo soy negro o soy español de Senegal o africano de España, según le de y yo me muero de risa. Lo dice con orgullo, y son conclusiones a las que ha llegado el solo. De hecho, a mi me pregunta que por qué soy blanca!! y me encanta que lo vea así.
A mi me han preguntado muchas veces: de dónde es? español...pero de donde? pues de aquí...pero de donde lo has traído?...lo he parido yo, y si no te salen las cuentas es fácil...papá es negro como el carbón y dos y dos son cuatro, no??? jjajajja.
Enhorabuena por tu blog, es una auténtica delicia leerte
Bueno es logico que moleste q un desconocido te haga preguntas tan personales xq si fueran todos blancos nadie le haria esas preguntas pero ahora que adoptan niñas chinas pues nadie se creeria que con los dos padres blancos seria su hija verdad? bueno es la novedad una vez que se acostumbren a ver esa realidad mas a menudo se dejaran de tonterias realmente y la gente es mu cotilla coño! ;) jeje
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