lunes, 13 de enero de 2014

LOS TRES POLTRONES.


Erase una vez en el país del miedo, tres hombres.

Aquellos hombres eran reputados por ser unos poltrones. Sí. Poltrones. Eran poltrones, vagos y miedosos, muy miedosos...

El primero era tan esculifindris que cuando algo le asustaba, abría los ojos grandes, con una mirada que prendía fuego a todo lo que veía: árboles, personas, animales...
El segundo era tan amilanado y tan triquiniquis que bajo el efecto del miedo se ponía a llorar y de sus ojos emanaban ríos y ríos de lágrimas que enseguida inundaban todo hasta el punto de ahogar a todo aquel que no sabía nadar.
El tercero era tan ñicris y tan acoquinado que la mínima cosa le hacía bramar. Bramar, chillar y glapir. Y chillaba con tanta fuerza que el viento que salía de sus pulmones podía arrancar árboles y desplazar montañas.

Los tres poltrones vivían en su indegandancia y tenían un sueño. Querían viajar hacia el mismo país, pero cada uno tenía miedo de hacer el camino solo. Decidieron viajar juntos para estar acompañados y juntos en caso de peligro. Para llegar al país de destino, tenían que atravesar una sabana vasta y poblada de animales salvajes.

Después de varios días caminando, los tres poltrones se encontraron con una manada de leones hambrientos. Cuando el esculifindris vio a los leones, tal fue su pavor que abrió grandes sus ojos y de repente la sabana empezó a arder. Los leones huyeron alentados pero ahora el fuego les bloqueaba el camino y corrían el riesgo de morir asfixiados y quemados. El triquiniquis se puso a llorar ante el nuevo peligro. Sus llantos se oían a kilómetros y sus lágrimas que emanaban como ríos apagaron el fuego. Pero muy pronto un océano de lágrimas reemplazó el mar de fuego. Había agua por doquier y ellos no sabían nadar... El tercer miedoso, el ñicris se puso a gritar con unos chillidos estridentes "¡¡Aaaaaah …Vamos a morir!!" Y un soplo potente salió de su garganta acompañando sus gritos. Le aire que soplaba escampó todo el agua y la escampaba más y más a medida que él iba gritando. 

Al final el agua desapareció y los tres poltrones asustados y temblorosos pudieron continuar su viaje...

Pero, ¿quién es el más poltrón de los tres?

Conte africain.

http://yaivi.blogspot.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jojojojo. No sabría decir cuál es el más calzonazos, pero... ¡me encanta esta historia!

Ya se echaban de menos tus escritos, Yaïvi... mucho, mucho.

Anónimo dijo...

tres poltronas lo habrían hecho mejor, pero esa sería otra historia...me encanta.