Ayer estuve en tu ciudad.
Ayer estuve en tu barrio y ayer hablé con tus amigos. Ayer, recorrí otra vez todas las calles de mis recuerdos. Ayer me volvió a doler todo. Me dolió mi alma, me dolió mi espíritu, me dolió mi ánima, me dolió mi ser.
Me dueles...
Un dolor no físico que me hace retorcer los dedos de los pies y del que para salir, mi mente imagina mil otros actos lacerantes.
Ayer te volví a vivir. Ayer estuve en tu calle. Quise no mirar nada, pero lo vi todo. Ayer me odié por querer de esta manera, no sólo a ti sino a todo, con apego. Ayer, otra vez, se me abrió la llaga. Una herida profunda, abierta y febril. Un dolor sangriento como el dolor del toro en la plaza, que sangra a las puertas de la muerte, en la hora de Lorca. Un dolor que ciega. Dolor de las estatuas inmóviles, dolor que hace suspirar.
Ayer se me juntaron todos estos meses, todo este tiempo. Y la realidad me abofeteó recordándome que para mi pena, el tiempo había pasado en vano. Y pensé en todos los nuevos amigos que he hecho y que me hubiera encantado presentarte. Gente fantástica que he conocido y que a ti, también te hubiera encantado conocer. He descubierto cosas, música, libros, lugares, poesías. He descubierto conversaciones... un sinfín de cosas, que me duele no poder compartir contigo. Me apena porque sé que te encantarían y porque aunque no te lo creas, tú y yo compartíamos muchas cosas. He vivido unas experiencias espectaculares, que me hubiera encantado explicarte porque tú me escucharías con ilusión y con aquella fantasía que a ti y a mí nos hace brillar los ojos.
Ayer me volví a sentir toda pequeña, como el sol justo antes de que caiga la noche, aquella noche oscura que tengo dentro de mí; La misma oscuridad de cuando los corazones se miran de frente.
Ayer no llore, pero noto que mis lagrimas están allí. Siento como quieren salir de mi fortaleza. Sé que acabarán encontrando la manera de salir y sé que lo harán de la manera más absurda posible, sin que les importe el lugar ni el momento.
Ayer te volví a echar de menos. Ayer te volví a querer. Y me odie por ser tan débil. Ayer necesité un abrazo. Uno. Un abrazo de algún amigo o de cualquier desconocido que me compadeciese. Pero estaba sola e intente dármelo a mí misma. Después de todo, soy la única que sabe todos los matices de mi historia, la intensidad de mi aflicción. Me intente abrazar con todas las palabras más tranquilizadoras que conocía. Tuve pena de mi misma por no saber querer. Amor, cronopios y ranas. Y de golpe tuve una certeza enorme. Yo te querré ver. Si. Porque no? Pero sólo cuando deje de quererte.
Las cosas que importan se han de tener al lado y no lejos para disfrutar de una falsa libertad.
Ayer, soñé que me querías...
http://yaivi.blogspot.com/
5 comentarios:
que macu!!!
Bella!!! ens hem de veure!! miiiiiiiisss you!!!
PD: un dia em vas dir que escrivis un post per tu, no? jajaaja ho faré qualsevol dia d'aquests en que em senti inspirada..
mua!!!!
Conseils tres interessants. A quand la suite?
Gracias Yaïvi por la entrada. Siento eso mismo pero no sé expresarlo de esa manera tan bonita.
Te iré siguiendo, un abrazo.
es broma jajaja besos guapa!
Eso es querer y lo demas son tonterias realmente y es muy profundo todo lo que haz expresado aqui me haz dejado sin palabras realmente...
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