martes, 1 de febrero de 2011

PENSAMIENTO.


Esta mañana, he ido por el centro de Madrid. Más concretamente por la zona de la plaza Mayor, sola, paseando y observando todo a mí alrededor. Hace buen tiempo y la gente va con manga corta. Es Octubre. Se está muy bien al sol y además, a la sombra no hace frío. No he podido evitar sonreír con varias estampas con las que me he encontrado; Todas las estatuas vivientes se estaban maquillando y preparando para un día duro de trabajo pero que ya se auguraba exitoso, porque las calles estaban llenas de turistas, de jubilados, de familias, de gente joven... Me notaba envuelta en un sentimiento de paz y de felicidad.

Pero tengo que confesar que esta mañana, esa misma mañana, durante unos minutos, me he decepcionado a mí misma.

Como es natural, cada vez que voy por estos sitios tan turísticos, no puedo evitar ser precavida con mi bolso, ya que he tenido malas experiencias. Por esto, tengo cien ojos, atenta a todo y a todos.
Dirigiéndome a la Plaza Mayor, he visto como una pareja de turistas mayores, ingleses o americanos, cogidos de la mano cruzaban la calle, justo a mi lado. Y unos segundos después, un chico negro de unos 20 a 25 años me empuja levemente para ponerse al lado de la señora. Y he pensado: "Espero que la señora tenga cuidado con el bolso". Lo he pensado porque intuitivamente me ha parecido muy extraño el empujón del chico y sus ganas de ponerse al lado, justo al lado de esa señora canosa. Pensé en seguirles con la mirada para ver si así, el chico desistía en su voluntad de robar. Eso. Yo di por sentado que eso era lo que él quería: robar. Y por esta razón tenía tanta necesidad de ponerse al lado de esta pareja blanca de extranjeros.

Y de repente, vi que la señora levantaba la mano para acariciar la nuca del joven y entraron juntos a una tienda de souvenirs...

Me sentí avergonzada y me quedé decepcionada conmigo misma. No me esperaba en ningún caso, que fuera su hijo. Tuve la certeza de que lo era, ya que luego me quede observando y me di cuenta que tenían que ser familia, por el cariño y con la cercanía que se hablaban.

Esto me hizo pensar que igual que yo, muchos, seguramente habrán podido pensar lo mismo alguna vez y también me paré a pensar lo difícil que puede ser para una familia multirracial el día a día, a veces. Y eso que en mi familia hemos tenido experiencias de ese tipo.

Yo misma soy adoptada y por eso me he sentido profundamente avergonzada.

Creo que todavía falta mucho trabajo por hacer. Espero y no quiero ofender a nadie con ningún comentario, solamente expreso de corazón algo que me ha sucedido hoy.

No soy racista. ¿Pero por qué pensé así? ¿Por qué? ¿Tan difícil es no prejuzgar a la gente por su color de piel? Recuerdo que a los dieciocho años tenía un novio negro y me enfadaba mucho cuando por la calle, las señoras se sujetaban el bolso nada mas verle, y yo tenia ganas de gritarles: "¡Es un buen chico, como cualquier otro , con un corazón así de grande!"

Pero esta mañana me he encontrado haciendo lo mismo, y por eso y más que nunca las familias multirraciales tienen que saber lo que les viene encima, afrontarlo y saber que son familias diferentes y estar unidas ante todo esto.


Escrito por Laura Heckel, autora del blog http://www.adopmundi.com/

Gracias Laura.

http://yaivi.blogspot.com/

6 comentarios:

La odiota dijo...

Cuando apretujamos el bolso asi, no nos damos cuenta que lo que en realidad estamos abrazando como locos son nuestros kilogramos de prejuicios.
Ojo, que prejucios tambien hay para todos los gustos, siempre esta la viejita que creemos compulsivamente inocente y despues la misma viejita es la que dice "Nena, agarra el bolso que hay un morochito medio sospechoso ahi". Paradojas para tirar al techo!! Besos querida.

Pasense si se les canta el bolso:
http://laodiota.blogspot.com/

Carol dijo...

Hola Yaivi, me gusta y sigo tu blog desde hace bastante tiempo, esta entrada como siempre me ha parecido muy buena, porque es cierto que todos tenemos prejuicios y es muy difícil controlarlos.

En cuanto a lo que me pedías de poner aquí una entrada mía enlazada, me parece estupendo, coge la que quieras. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Bueno, tampoco le veo mayor problema, cuando estamos en un sitio extraño que consideramos que puede haber peligros potenciales aumentamos nuestro nivel de alerta y cuando vemos algo que nos parece sospechoso también.

Solo los siguió con la mirada pensando en sus razones para hacerlo, peor hubiese sido que les hubiese intetado advertir del peligro para luego descubrir la realidad. Ahi si que hubiese sentido mas ridiculo y verguenza

Mira esta es una de las veces en la que alguien es mas feliz no teniendo razón que habiendola tenido.

Sergio

Anónimo dijo...

Bueno yo creo que quizás hubiese sido blanco y hubieses reaccionado igual no ? No detallas la importancia del color de su piel sino su forma de engancharse a la mujer... Y en efecto la conocía y eso explica este comportamiento que en el caso contrario parece justificadamente sospechoso. No seas tan dura contigo misma...

yaivi dijo...

Sergio! Me ha gustado tu última frase. hehehhe!

IvanBalt dijo...

Bueno aunque no lo hallas escrito tu me ha gustao muxo es en verdad creo q cosas q hacemos sin darnos cuenta casi como automaticamente por ejem acompañe a mi amiga y en eso una gitana se puso detras de ella en el metro y aunque me parecio sospechoso no la alerte xq pense que podria estar siendo victima de los prejuicios y resulto que le robo la billetera y too! bueno debo reconocer q talento tienen en verdad y ahora cuando veo a una gitana pues me pongo mas alerta en esas situaciones me pueden llamar racista si quieren pero es asi como pienso