Cada país tiene sus costumbres y sus hábitos. Y muchas veces, lo que para unos es la cosa más común y ordinaria del mundo, en otro sitio resulta ser algo bastante especial y fuera de lo normal.
El pelo afro en Europa, más allá de la representación de un pelo africano, es la denominación perfecta de una espectacular bola de pelo con pequeños rizos. Un peinado voluminoso y sin gravedad. Un pelo llamativo, admirable y bastante envidiado. ¿Quién no se ha quedado embobado mirando un pelo afro? Aquí en Europa, es un estilo más entre muchos otros y goza de bastante consideración tanto en hombres como en mujeres. ¿Qué blanco no ha deseado tener el pelo afro? Un estilo que da un aire chic, a la vez que exótico y moderno.
Pero en muchos países africanos, el pelo afro es un enmarañamiento horrible de pelos imposibles de peinar y de doloroso y difícil cuidado. Un desastre natural, regalo del mismísimo Mefisto. Una conspiración del destino… ¿En qué pensaba Júpiter? Un pelo que nada tiene que ver con el Afro de los blancos y de las mulatas. ¿Qué negro aspira a llevar el pelo afro, tal como lo conocemos nosotros?
El pelo afro, un pelo puntero de los años sesenta en los ambientes africanos, se llevaba en los movimientos pacifistas y en el mundo artístico aunque mucho más corto. Actualmente, ridículo en los hombres y demasiado extravagante para las mujeres, el pelo afro aun teniendo sus raíces en África, no entra ni en el lenguaje usual como algo natural. ¿Cuántas mujeres africanas hay por la calle con el pelo peinado hacía arriba?
En los países del golfo de Benín y precisamente en el antiguo Dahomey, las opciones son diferentes para chicos y para chicas. Los hombres allí, van rapados o van con el pelo corto aunque tampoco tienen mucha libertad para poner la raya. Una raya mal puesta puede ser motivo de burlas grotescas. Para las chicas, las cosas son distintas aunque tampoco se extienden a más campos. Las opciones de teñirse o llevar cortes extravagantes de pelo naturales son inexistentes. Las chicas van trenzadas con miles de opciones de trenzas o van con el pelo corto.
Los peinados se han vuelto un distintivo palpable. Y las habladurías sociales afirman sin ningún fundamento valido, que las mujeres inteligentes o las estudiantes de carreras difíciles tienen que llevar el pelo muy corto y sin trenzar, porque esto demuestra que pasan más tiempo delante de los libros que en la peluquería. Tal como decía el reglamente de mi instituto que ponía en letras grandes: “Una buena científica tiene que llevar el pelo corto”. Por lo que en los reglamentos internos de todas las escuelas, hay un apartado extenso dedicado a los estilos de peinados permitidos. En algunas escuelas prohíben las trenzas simplemente para evitar distinciones o diferencias evidentes de clases sociales, porque las trenzas divergen según el poder económico.
Algunas escuelas son más permisivas pero tanto en escuelas privadas como en públicas, el pelo Afro, aunque no necesite horas de peluquería es el único prohibido en todas partes.
Dicen que el pelo afro es un punto esencial de distracción, ya que es imposible no mirarlo y que además, los de detrás no ven. Y allí, sin más distintivo y con este simple argumento, el pelo Afro está prohibido en todas las aulas.
Es curioso que un pelo, aquí tan sensacional y vistoso, allí no goce de ninguna popularidad.
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