lunes, 23 de junio de 2014

EL MAR...


Llevo días escrutando el mar.
Días mirando el mar por si percibía tu sombra. 
Llevo días enumerando las olas por si me dibujaban tu olor. 
Y allí me quedé, pensando que en algún momento aparecerías…

El mar es tristeza.

Miré el mar de día. Miré el mar de noche. Reflejos dorados de cuando el mar está plateado y luces de luna cuando el mar está tapado… Cosas que sólo ven los amantes del mar.

El mar, cuando está precioso es demasiado triste…

Tristeza de las profundidades marinas. La misma amargura que encierra la desesperación de las olas que quieren perderse en la playa, pero que no pueden. El mar las arrastra porque sabe que son suyas. Oleadas rebeldes que vienen con cresta y que decesan mostrando la efimeridad de la mancebez.

El mar va por libre y no me espera. Mar azul; Azul de los sentimientos imposibles. Azul de los azures. Azul cinéreo; Gris de tu pelo, de las incertidumbres y de las estimaciones. Hoy mi mar está triste porque no te he visto. Decepciones acumuladas y desilusiones asimiladas. A veces, el mar llora como si ya nada le duele. ¿Cómo voy a amar el mar si no puedo ver su fondo?

El mar, cuando está precioso es demasiado triste…

Hoy me adentré en el mar a ver si oía algo de ti. Me adentré en el mar a ver si aprendía algo nuevo de mí… Agua fría en la templanza de las emociones. Búsqueda incesante y preguntas. Preguntas que hago y que ni me están destinadas. Mi vida me abre mil caminos igual que el mar y no sé hacía donde ir para encontrarte cuando no sé encontrarme ni a mí misma. Mar, mar de la placidez, mar de la tranquilidad de las grandes aguas, mar de la furia de las costas intranquilas. Mar… ¿Dónde quedamos tú y yo?

Mar misterioso que dan ganas de ver a las esplendidas criaturas de las profundidades. Sueños de Sagitario. El mar de las conchas que ya no tienen nada que decir. El mar de las canciones de amor, de los desamores nostálgicos y de los sentimientos banales. Este mismo mar que desvela el color del cielo y que imita los estados de nuestras almas. ¿Cómo puede ser el mar tan claro de día y coger este color tan hondo de noche? Lástima que mis ojos no lleguen allí en aquel infinito tan cerca. Infinito mar. El mar mezcla sus olas para que nadie vea su tristeza. Las lleva a cuestas desde allí donde se encuentran los céfiros...

Melancolía de cuando el mar está demasiado bonito. Y aquí estoy, mirando este mar de las tardes que da ganas de echar mano a los sentimientos y romperse a llorar. Torbellinos de niebla que confunden la benevolencia de las almas. He visto el mar un día de lluvia y me ha dado un mensaje para ti. Mar mecedor que por un momento hace olvidar las penas y relame sus propias heridas con la quietud del ruido de las olas... El mar, cuando está precioso, duele. Duele como los años, duele como el tiempo, como los recuerdos desgastados.

El mar de los placeres prohibidos y de las cosas que no se deberían de decir. El mar del disimulo y de las miradas furtivas. Yo quiero este mar. El mar de los deseos que dan los halagos furtivos en las estaciones de desengaños. Sentimientos pesados e imposibles de abarcar, que hacen suspirar y desalentarse mirando luces en la lejanía. He visto el mar sin luna. Tranquilidad abrumadora de los atardeceres, de cuando el sol cae directamente en el mar. El mar de los marineros, que lucha ahogado contra las tormentas porque no quiere más agua. El mar de los solitarios que se van sin más porque no tienen miedo a las profundidades. 

Mar.

La belleza de la nada. Reflejos argentados como si anoche, las estrellas suicidas se hubiesen tirado al agua, empujadas por la curiosidad. Siempre me quedará el mar para esconder mis lágrimas... Llevo días escrutando el mar y nada. Te busqué a ti y también a las estrellas. Pero a ellas, tampoco las encontré. Una cita de una estación cualquiera a la que no viniste...

El mar se quedó con mi corazón hace tiempo. Y aquí estoy con la tristeza de las melodías trágicas. El mar cuando esta precioso, es demasiado triste porque tú eres mi mar. Ganas de sumergirme en las profundidades de tus mares pero con miedo a quedarme sin aliento. ¿Cuántas albas nos habremos perdido?

El mar, cuando está precioso es demasiado triste…

http://yaivi.blogspot.com/


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yaivi. ¡Eres una marea viva de amor! LO realmente importante es poder amar así... que te amen es secundario...
Yo también, cuando me siento un niño en libertad condicional, conduzco hasta el mar abierto y me pongo a esperarte. Cada ola que nace eres tu. Y cada onda que muere soy yo.

Anónimo dijo...

Kien a escrito estas reflexiones???para felicitarlo