domingo, 21 de noviembre de 2010

ELECCIONES CON TONGO 2.

Elecciones con tongo 1. La campaña electoral era como una fiesta día tras día.
Pero a la vez, también se respiraba una tensión palpable y una atmosfera de nerviosismo. La campaña electoral allí es comparable a la fiebre de la pasión del futbol aquí. De la misma manera que uno del Madrid no soporta a otro del Barça y que a uno del Barça se le hace inaguantable la compañía de otro del Madrid, pues allí los afiliados de cada partido no se pueden ni ver. Las discusiones políticas son varias, frecuentes e irreversibles. Es curioso porque el pueblo Dahoméense no se divide ni con el futbol, ni con las religiones, ni con las diferencias de opiniones, ni con las discusiones existenciales. Lo único que divide a la gente allí son los partidos políticos. Si uno es de un partido líder, le es insoportable la presencia de otro del partido contrario, de manera insufrible, irritante, enfermiza con la bilis hirviendo. Es tan insoportable que muchas veces, llegan a las manos. Tortas por aquí, puñetazos por allí, tiro de ollas por allá…

En efecto el simple hecho de llevar la camiseta, el escudo o el flyer de un partido te conviertía en el blanco de palizas de los de otro partido. La ley era así. Amenazas mudas, odio profundo por un dibujo en un trozo de papel. Diferencias irreversibles, roturas definitivas, amistades rotas y acabadas. Si uno era del partido de Soglo, odiaba irremediablemente y inmediatamente a otro del partido de Kérékou y al revés. Daba igual que fuesen amigos íntimos, amigos de larga data, familiares, cuñados, conocidos… No había perdón.
Intolerancia, obcecación e intransigencia general. En un patio común, si a un vecino se le ocurría poner la radio de su partido sabiendo que sus vecinos eran del otro, el acto se consideraba una chulería que le convertía automáticamente en enemigo “number one”, diana de malversaciones vecinales, y de algún que otra sutil venganza firmada. El simple hecho de silbar los eslóganes rítmicos y pegadizos del otro partido, aunque sea por error, era un símbolo de desafío.
Durante las elecciones era frecuente ver familias rotas, divididas por los dos partidos, mujeres desmaridadas, porque las muy parias y malditas cantaban el himno del partido de Satán, sabiendo que su marido era del otro, y encima las muy ruin lo niegan. Maridos echados por la familia política porque se les ocurrió a los muy simplones e analfabetos alabar alguna pequeña virtud del líder antagonista.

Soglo – Kérékou. Kérékou – Soglo.

Hijas desgraciadas, repudiadas por ser unas “sin-ideología” por salir con chicos que olían al partido contrario; Inquilinos en la calle porque le propietario intuyó que eran del partido contrario al suyo. Nueras puteadas a extremos impensables porque su familia era el bando contrario. Alumnos suspendidos porque llegaron a clase con la camiseta del partido contrario al del profesor. Los vendedores negándose a vender a los que no eran de su partido; “¿Quién quiere dinero maldito?”. Empresarios que niegan el trabajo al doctor honoris causa de su sector sólo porque se le nota que es del bando contrario…
Urticaria general por el sonido del nombre de un partido y gozo alabador y tranquilizador al oír el del otro. Por todas partes había vendetta y revanchas personales, extremas e irreversibles, justificadas en la opinión popular por los sentimientos nacionales.

Los del partido de Kérékou no pueden ser amigos de los del partido de Soglo. Imposible, irrefutable y lógico para todos nosotros. Diálogos surrealistas.
“-Te puedes creer que mi amiga de toda la vida es del partido de Kérékou? - ¡Qué vergüenza! No me digas. Supongo que ya has cortado esta amistad… - Hombre… ¿Tú que crees?”
“- Mi vecina es una serpiente. Es del partido de Soglo. – ¡Uf! muerte a las serpientes.”
“-Te has enterado de que tu cuñada es del partido de Kekereke? He venido hasta aquí para decírtelo. - ¿Qué? ¡Válgame Dios! Ya le veía algo mal en la cara a esta cerd*. Se lo haré pagar.Se va a enterar"
“- Mi hermano me ha avergonzado declarándose del partido de Soglo. – Qué generoso eres, le sigues llamando “hermano”...”

La rivalidad entre los lideres se contagiaba entre sus “fans” y simpatizantes. Cada día había un “hit” nuevo con rimas ofensivas para el partido contrario. Canciones repelentes y pegadizas, versiones de canciones folklóricas para dejar verde a los otros. Y cada día había batallas campales. El “fan” Dahoméenses es un “fan” con un corazón de fuego, unido a su causa y defensor de la misma hasta límites insospechosos. Y por esto cuando se encontraban procesiones de fogosos afiliados de los dos partidos líderes, se bajaban de los coches y se liaban a puños, después de insultos personales, físicos y inteligentes. Horda de gente peleándose, cuando nunca habían visto en persona a quienes representaban. Había tantos sucesos desagradables, que al final decidieron poner un horario de campaña. Los de Kérékou tenían una franja horaria y los de Soglo otra, para evitar que se encontrasen grupos militantes de cada partido. Unos hacían campaña por la mañana e otros por la tarde.

Pues yo voté en esas elecciones… 110 partidos políticos en un país de 112.622 km2. Claro, mi país también tiene tres capitales. No os riáis. Que a nosotros nos resulta molón.

Y llegó el gran día.

Ante la cantidad de partidos políticos, y para no tener que hacer millares de papeletas de cada partido para los votantes, el gobierno "competente" tuvo una idea genial. Decidieron imprimir en miniatura, en una hoja de papel A4 todos los logos de los partidos, y cada votante, con la ayuda de un tampón, tenia que dejar un sello sobre el logo de su partido. La idea que en un principio era brillante y gemelaba con los principios del reciclaje, resultó ser un lío tremendo.
Los partidos Dahoméenses en su mayoría se basaron en tres colores para definir su patriotismo: el verde, el amarrillo y el rojo, colores de nuestra bandera; Y con la ayuda de algún que otro símbolo para representar su ideología: palmeras, gallos, sol…
Unos tenían una palmera y un sol. Otros tenían una palmera, sol y un león. Otros tenían un sol, un gallo y una palmera… Y en el papel al final, todos los símbolos parecían iguales.
Teniendo en cuenta que muchos de los votantes no sabían leer, la situación era un caos porque tenían que buscar una palmera con un símbolo en un mar de palmeras y de símbolos. E iban a los responsables y se oía: “Joven ayúdame a encontrar mi partido, es el del león, la palmero y el sol” “Pues el mío es el de la palmera y gallo y del sol con rayos menguantes”… Los nombres eran parecidos a los títulos de las películas de Narnia.
Algunos de los responsables que ayudaban a los que no se enteraban, lo hacían con mala fe y les indicaban logos erróneos, que eran los de sus partidos.
Los dibujos eran tan pequeños que la gente, al sellar con el tampón enorme también sellaba los logos de los partidos yuxtapuestos. Fallo garrafal porque según la ley, Si el sello rozaba otro logo, ante la duda el voto era nulo.
Las elecciones del 2001 fueron un caos y el escrutinio un fraude.

Algunos partidos sólo tenían un voto. Un único voto, cuando se habían gastado mucho dinero en la campaña y tenían centenares de afiliados. Como decimos allí: “Lo que defiendes en la campaña, no es necesariamente lo que vayas a votar.”
Las elecciones se declararon nulas, por el embrollo en el recuento, y porque desaparecieron como por arte de magia todas las papeletas que tenían el sello marcando al partido de Nicéphore o de los otros partidos que también tenían más peso. Eso daba la victoria al partido del ex dictador.
Todos los partidos se rebelaron y las elecciones se invalidaron. Decidieron hacer una segunda vuelta, pero esta vez, sólo con unos cuantos partidos líderes.
Nicéphore Soglo y el tercero en la lista, Adrien Houngbédji se dieron de baja, declararon el Estado de Tongo e hicieron un llamamiento a sus simpatizantes, instándoles a no ir a votar. Y yo, ya no vote.

El antiguo Dahomey en la segunda vuelta a las urnas, registró una tasa record de votos nulos y pasó del 85% de votantes en el primer turno a 53%. Algunos dicen que menos. Kérékou fue reelegido presidente con mayoría absoluta con un 84% de votos a favor. Una victoria aplastante.

Y el Dahomey se sumergió otra vez, en su rutina, con su presidente demócrata, exdictador, con los otros contrincantes biliosos intentando pagar las deudas de la campaña, con los partidos minoritarios intentando entender porque sólo tuvieron un solo voto, el suyo, intentando comprender porque sus seres queridos no les votaron…

Y el pueblo tranquilo, sabiendo que cualquier que sube al poder, sea uno, o sea otro sólo buscaría sus propios beneficios, enchufando un primo aquí y otro hermano allí. Pero ¿qué más da?, si ya tenemos los sacos de arroz, lo de patatas, camisetas de diferentes partidos, gafas de sol y móviles…

Yo vote, en un estado de Tongo General. ¡Ay! Qué emoción.

http://yaivi.blogspot.com/


1 comentario:

IvanBalt dijo...

Jooooooooope vaya relatooooo el tuyo es un pais interesante eh! y me ha gustado algunas frases esta me partio de risa "“- Mi hermano me ha avergonzado declarándose del partido de Soglo. – Qué generoso eres, le sigues llamando “hermano”...” jajajjajaja y eso de empapelar las calles con la propaganda politica de un candidato y despues limpiar y poner el del otro jajajjajaja madre miaaaaa sois la caña eh! viva Dahomey y sus 100 partidos politicos!!!